Laurus
Evgueni Vodolazkin
Aermenia. (2022).
470 págs. 23 €.
En el prólogo de esta singular novela de Evgueni Vodolazkin (Kiev, 1964), el traductor, Rafael Guzmán Tirado, escribe que Laurus “está escrita en una lengua rusa exquisita, sugestiva, atractiva y muy particular” y, en cuanto se comienza su lectura se descubre que la versión española refleja esas características.
Aunque aparentemente es una novela histórica ya que la acción trascurre en plena Edad Media, no tiene que ver nada con lo que se entiende hoy, pero evidentemente la inmersión en esa época es total, aunque centrándose más que en la acción en el tipo de hombre de aquellos momentos, procurando señalar los valores, el pensamiento, la relación con la realidad y sobre todo su concepción del tiempo y de la eternidad. Pero ahí no acaba todo, ya que hay un intento brillante de mostrar esas mismas realidades comparándolas con el mundo actual. Los momentos históricos son muy distintos, pero el hombre moderno sigue sintiendo los mismos miedos, temores y peligros que muestran la misma precariedad, pero hay una diferencia radical y es que el hombre medieval vive con una dimensión vertical de las cosas y así mantiene la esperanza y consigue sobrevivir, mientras que al hombre actual con su visión absolutamente horizontal le falta el acceso a la eternidad, vive desesperanzado y con sus temores agudizados.
La novela se centra en la vida de Arsénij a mediados del siglo XV, entregado por sus padres a su abuelo Xristofor, después de una epidemia de peste. Xristofor es un hombre singular, un curandero conocedor de las plantas y en la educación del nieto le va transmitiendo todos sus conocimientos. A la muerte del abuelo continúa su obra sanadora. Conoce a Ustina, que también huye de la peste y que se queda a vivir con él. Tienen un hijo, pero la madre y el niño mueren en el parto y Arsénij se siente culpable de sus muertes y cae en una profunda crisis que afecta a su cuerpo y a su espíritu. Esto le lleva a abandonar su pueblo y a recorrer el mundo para ayudar a los demás con su ciencia, pero teniendo a Ustina siempre presente en su vida. Por donde pasa dada su forma de vivir y tratar a los demás le van considerando un santo
Poco a poco se va fraguando una personalidad muy propia del genio ruso, donde abundan personajes muy espirituales. Acabará después de un largo periplo que le lleva hasta Tierra Santa para volver finalmente a su pueblo y allí, ya como monje, es conocido como Laurus, y pasa su vida como ermitaño hasta su muerte.
El libro contiene muchas disquisiciones filosóficas y un rico pensamiento espiritual, muy bien reflejado en la novela, parejo a una vida de entrega a los demás y una caridad sin límites que muestran a un hombre medieval mucho más profundo de lo que habitualmente se está acostumbrado a pensar.
Historia de una isla
Evgueni Vodolazkin
Armaenia (2023)
304 págs.
En 2012 Evgueni Vodolazkin (Kiev 1964) publicó en Rusia, Laurus, novela histórica que tuvo un gran éxito y que fue publicada por la Armaenia, igual que Historia de una isla. Volvemos a situarnos en la Edad Medía, pero con un discurso que llega hasta los tiempos actuales y es aprovechado por el autor para recurrir a una larga digresión sobre el devenir de la historia, dando lugar a una narración no siempre fácil de seguir.
Se trata de una isla imaginaria, en un tiempo imaginario, pero que simboliza la historia de Rusia y Europa desde sus orígenes medievales hasta la actualidad, sin embargo, nunca se trata de episodios claros y no es fácil entrar en su simbolismo. En la Isla hay un monasterio y en él, algunos de los monjes son los cronistas, pero la historia no es lineal, sino que también intervienen con sus comentarios los dos grandes protagonistas del relato, el Príncipe Parfenij y la Princesa Ksenija, dos personajes ideales, ya que son los eternos protagonistas a través de los años y que tienen 347 años.
Los episodios que se van narrando tienen que ver con sucesos relacionados con el poder, la traición, guerras civiles, tragedias, pandemias, golpes de estado, etc. Parfenij y Ksenija son testigos directos de muchos de estos hechos, hasta que son apartados del poder y observan lo que sucede en la Isla desde lejos. Casi al final de la novela incluso se trasladan a Francia, donde un famoso director de cine está rodando una película sobre sus vidas en las que ellos también participan.
La novela tiene momentos gloriosos, sobre todo cuando el autor reflexiona sobre el sentido de la historia y las diferencias entre los que están obsesionados por el progreso y aquellos que se preocupan por asimilar la tradición. Algunos personajes también resultan muy interesantes, especialmente por su sentido metafórico, casi todos ellos ligados al poder político.
Pero no es una novela fácil. La cronología en muchos momentos es embarrada y no se sabe bien a que vienen algunos sucesos que casi no se entienden. Los mismos comentarios de Parfenij y Ksenija, con frecuencia embrollan más la situación y la narrativa.