El mecanismo es conocido: el envejecimiento de la población y el consiguiente aumento de las ratios de dependencia pueden disminuir los ingresos fiscales e incrementar el gasto público de manera sustancial. El principal mensaje de este artículo es que la presión alcista de la demografía sobre las finanzas públicas será intensa en España y en Europa.
La parte del gasto público directamente afectada por el envejecimiento que se toma como referencia consta de pensiones, sanidad y cuidados de larga duración. El gasto público en pensiones representa el grueso de los tres (más de un 60% en España) y la AIReF1 estima que, si no hubiera cambios en las políticas económicas (lo que se conoce como escenario a políticas constantes), pasaría en España del 12,7% del PIB en 2022 al 16,1% del PIB en 2050 (promedio estimado de la UE para 2050: 12,1% del PIB según el Informe de Envejecimiento de 2024 de la Comisión Europea, o simplemente AR24). Se trata de un aumento de 3,4 puntos, mucho mayor que en el promedio de la UE (+0,7 p. p.) y en el resto de las principales economías europeas, incluida Portugal (+2,4 p. p.), tal y como se observa en el primer gráfico.2 Dos factores ayudan a entender por qué el gasto en pensiones ejercerá mayor presión sobre las cuentas públicas en España que en la UE a medio plazo; la mayor generosidad del sistema público de pensiones (se proyecta en el AR24 a políticas constantes que la tasa de reemplazo, o sea, el cociente entre la pensión de entrada y el último salario de un individuo sería del 65% en España en 2050 vs. el 38,5% en la UE)3 y el hecho de que el baby boom comenzó casi una década más tarde en España que en el centro de Europa (se prevé que este segundo factor retrase en nuestro país el pico del gasto en pensiones en porcentaje del PIB hasta 2045-2050).4
1 Véase la «Segunda Opinión sobre la sostenibilidad de las Administraciones públicas a largo plazo: demografía y cambio climático» publicada por la AIReF el 31 de marzo de 2025.
2 Para el resto de las economías son estimaciones del AR24. En el caso de España, cogemos la AIReF, ya que da un escenario más actualizado: incorpora los datos macro de 2023 (en el AR24 solo de 2022) y proyecciones demográficas que tienen en cuenta la evolución demográfica reciente (AR24 usa las proyecciones demográficas de Eurostat realizadas en 2023). En el AR24, el aumento del gasto en pensiones entre 2022 y 2050 sería, de hecho, mayor: +4,2 p. p.
3 Actualmente del 76,0% en España y el 45,5% en el promedio de la UE.
4 Véase el Annual Report of Taxation 2025 de la Comisión Europea.
Aumento del gasto público en envejecimiento entre 2022 y 2050
El principal determinante que explicaría el aumento del gasto público en pensiones en España es la demografía: se estima que esta, a través de la disminución de la relación entre personas en edad de trabajar y las jubiladas, podría tener una contribución al alza sobre el gasto en pensiones de más de 8 p. p. de PIB entre 2022 y 2050.5 No en vano, en España, actualmente por cada persona mayor de 65 años hay 2,6 personas en edad de trabajar, y en 2050, el INE proyecta que por cada jubilado solo habrá 1,6 personas en edad de trabajar.6 El impacto de la demografía se vería parcialmente compensado por la caída prevista de la tasa de beneficio (el cociente de la pensión media entre el salario medio), por el aumento de la tasa de empleo y por una menor ratio de elegibilidad7 (pensionistas entre población en edad de jubilarse). La razón de la importancia de la demografía es que, entre 2022 y 2050, aumentará de forma sostenida el número de jubilados a causa del retiro de un colectivo tan numeroso como el de los baby boomers,8 y ese aumento no se verá compensado por las nuevas entradas en el mercado laboral, incluso con flujos migratorios dinámicos.
5 Hemos reescalado las magnitudes del Informe de Envejecimiento de 2024 para que coincidan con las más recientes de los informes de la AIReF que tienen en cuenta los datos macroeconómicos más recientes.
6 Véase el artículo «Demografía y destino: el mundo que nos espera en 2050 con menos nacimientos y más longevidad». Estimaciones similares a las del AR24 y la AIReF.
7 La ratio de elegibilidad contribuirá a mitigar el aumento del gasto en pensiones, especialmente durante la primera década de la proyección debido a la implementación progresiva del aumento de la edad legal de jubilación hasta alcanzar los 67 años en 2027.
8 Véase el Dossier «La edad de oro de los baby boomers: retos y oportunidades» en el IM06/2023.
España: determinantes del aumento del gasto público en pensiones
El gasto sanitario también se incrementaría de forma notable, especialmente en España: en un escenario a políticas constantes, se estima9 que aumentaría en 1,2 puntos de PIB en España (+ 0,3 p. p. en la UE) hasta el 8,0% del PIB (7,2% en la UE) entre 2022 y 2050. En cambio, el gasto en cuidados crecería en 0,6 puntos de PIB, tanto en España como en la UE.
Así, sumando pensiones, sanidad y cuidados, el gasto público total relacionado con el envejecimiento pasaría en España del 20,3% del PIB en 2022 al 25,5% del PIB en 2050. Se trata de un aumento de 5,2 puntos, claramente mayor que en la UE (+1,5 puntos). Y, en términos del gasto público primario, el gasto ligado al envejecimiento representaría en España el 56% del total en 2050 frente al 48% actual.
9 Véase la «Segunda Opinión sobre la sostenibilidad de las Administraciones públicas a largo plazo: demografía y cambio climático» publicada por la AIReF el 31 de marzo de 2025.
Demografía y deuda pública
La presión alcista del envejecimiento sobre el gasto público es indudable, pero para tener la foto completa merece la pena analizar el impacto del envejecimiento sobre la deuda pública. La AIReF ha estimado que en un escenario ilustrativo a políticas constantes,10 la deuda pública española aumentaría en casi 30 puntos de PIB entre ahora y 2050, hasta el 129% del PIB (deuda en 2024: 101,8% del PIB), y se documenta que el proceso de envejecimiento de la población y el incremento del gasto asociado sería el factor desencadenante de dicho aumento. En particular, la AIReF estima que el mayor gasto asociado al envejecimiento (pensiones, sanidad y cuidados) por sí solo haría crecer la deuda en 57 puntos entre ahora y 2050 (lo cual se vería parcialmente compensado por otros factores, como un menor gasto en educación por la reducción del número de alumnos, crecimiento del PIB, etc.). De estos 57 puntos, 31 serían por gasto en pensiones, 19 por sanidad y 7 por cuidados.11
10 Se supone que no se adoptan nuevas medidas para reequilibrar las cuentas públicas. La AIReF estima en su escenario macroeconómico un crecimiento de la población de 3,0 millones entre 2025 y 2050, un crecimiento anual promedio de la productividad aparente del trabajo del 1,1% en 2025-2050 y un crecimiento anual promedio del PIB real del 1,3% en ese mismo periodo.
11 En otras palabras, si la evolución de las finanzas públicas no estuviera condicionada por las presiones demográficas, la deuda seguiría una senda descendente, situándose en torno al 72% del PIB en 2050 (se obtiene el 72% restando a la estimación de deuda del 129% del PIB la contribución al alza de la demografía de 57 puntos de PIB).
Un análisis de sensibilidad: el futuro está por escribir y no es determinista
A pesar de que el envejecimiento de la población pondrá presión sobre las finanzas públicas, no podemos dejar de resaltar que las estimaciones analizadas en este artículo derivan de escenarios ilustrativos inerciales sin nuevas medidas de política económica más allá de las tomadas hasta la fecha. Por ello, no conviene dejarse llevar por el desaliento.
Cabe destacar que reducir ligeramente el crecimiento del gasto público (ya sea en las partidas ligadas con el envejecimiento u otras) permitiría ahorros considerables que atenuarían considerablemente el incremento de la deuda pública y, por ende, la hipoteca que dejaríamos a las futuras generaciones. Centrándonos en el gasto público relacionado con el envejecimiento, ya hemos mencionado que a políticas constantes se estima que pasaría del 20,3% del PIB en 2022 al 25,5% del PIB en 2050. Estamos hablando de un crecimiento anual promedio del 4,2% en los próximos 25 años. Sin embargo, estimamos que reducir del 4,2% al 4,1% el crecimiento anual promedio de dicho gasto – lo que llevaría su punto de llegada en 2050 al 24,5% del PIB en lugar del 25,5% del escenario base a políticas constantes– permitiría, manteniendo los otros factores inalterados,12 una trayectoria con un aumento claramente menor de la deuda pública. En concreto, esta sería 15 puntos de PIB menor en 2050 que en el escenario base (114% del PIB en lugar del 129%). Y reducir del 4,2% al 3,9% el crecimiento anual promedio de este gasto, alcanzando un punto de llegada en 2050 del 23,5% del PIB en lugar del 25,5% del escenario base, llevaría a una deuda pública menor en casi 30 puntos de PIB en 2050 respecto al escenario base (o sea, 101% del PIB en lugar del 129%).
En definitiva, la demografía ejercerá una clara presión al alza sobre el gasto público en Europa y en España a medio plazo. No obstante, la evolución de las finanzas públicas a medio plazo es muy sensible a pequeños cambios en los supuestos del escenario macroeconómico y a las propias estimaciones de aumento del gasto público, todo ello sujeto a la incertidumbre intrínseca que rodea la evolución macroeconómica del país en los próximos 25 años. Y a ello se suma que las estimaciones a medio plazo son a políticas constantes, pero no podemos obviar que la economía española (y las europeas en general) disponen de un amplio abanico de palancas de política económica para amortiguar y minimizar el impacto adverso de la demografía sobre las finanzas públicas. Así, el margen de actuación es considerable.
12 No obstante, tenemos en cuenta que una menor senda de deuda pública tiene un impacto también sobre la factura de intereses, la cual será menor (es el llamado snowball effect).