La Declaración Conjunta detalla el nuevo régimen comercial de EEUU hacia la UE, con un arancel del 15% para la gran mayoría de las exportaciones de la UE, incluidos sectores estratégicos como el automóvil, los medicamentos, los semiconductores o la madera, sin quedar definida la fecha de aplicación. Tampoco se han acordado aranceles recíprocos por parte de la UE para los productos exportados desde EEUU. Ante este anuncio, tanto la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia) como Farmaindustria declaran que la imposición de cualquier arancel sobre los medicamentos es negativa para los pacientes, los sistemas sanitarios y el sector farmacéutico, tanto en la UE y EEUU, porque suponen una amenaza para las cadenas globales de suministro, un riesgo para el acceso a la innovación por parte de los pacientes y un obstáculo para la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos.
En términos económicos, los aranceles son además un desincentivo para las inversiones en un sector estratégico para la economía en la que se instala. En una primera estimación, el coste de los aranceles del 15% sobre las exportaciones farmacéuticas a EEUU para las compañías farmacéuticas en Europa asciende a unos 18.000 millones de euros, un sector que no puede repercutir sus costes en aumentos de precios finales.
A largo plazo, estos costes afectarán directamente a las inversiones en I+D y a la capacidad de innovación de esta industria. Está en juego, por tanto, la recuperación de la competitividad europea, perdida en las últimas décadas en favor de otras regiones como la propia EEUU o China.
La propuesta rompe un compromiso de 30 años entre ambas partes para proteger a los pacientes con la ausencia de aranceles sobre medicamentos innovadores y sus insumos.
Tanto desde Efpia como desde Farmaindustria reclaman soluciones reales y cambios en la regulación que promuevan una mayor inversión en medicamentos, una distribución global más justa de la I+D y un acceso más equitativo y rápido para los pacientes a la innovación farmacéutica.