Esta cifra es menor a la prevista debido a las incertidumbres en el marco de las políticas comerciales y al débil comportamiento de la demanda europea. Sin embargo, en 2026 se prevé acelerar el ritmo con un crecimiento productivo del 2% acercándose a la media de crecimiento de los últimos años (2,6%). Este repunte se apoyará en la expectativa de un mayor crecimiento de la demanda global de productos químicos (3,5%), así como en la aplicación progresiva de medidas clave para la competitividad del sector relacionadas con los costes energéticos, los mecanismos de apoyo a la inversión, la protección de la autonomía estratégica del sector o la defensa comercial, entre otras.
Así lo ha explicado hoy la presidenta de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), Rasero, en el marco de su Asamblea General, evento que ha sido clausurado por el secretario de Estado de Industria (MINTUR), Jordi García Brustenga y en el que también ha intervenido el director general de Servicios Jurídicos de la Comisión Europea y director designado de la Representación de la Comisión Europea en España, Daniel Calleja.
El sector químico prevé acumular entre 2020 y 2026 un crecimiento productivo del 16,5%, un resultado destacable si se tiene en cuenta el impacto de circunstancias adversas en dicho periodo como la pandemia global, la invasión de Ucrania o la consecuente tensión en las cadenas de suministro. En este contexto, el sólido incremento medio anual del 2,6% en este periodo, confirma la resiliencia y capacidad de adaptación del sector químico, que constituye un motor clave de la economía española.
En cuanto a la cifra de negocios, prevé cerrar 2025 con un crecimiento del 1% hasta llegar a los 86.023 millones € afectado por un comportamiento ligeramente negativo de los precios junto a la caída de la demanda europea.Sin embargo, las previsiones apuntan a un mayor dinamismo en 2026 con un incremento del 3% hasta los 88.928 millones € a medida que se recupere la demanda y los precios comiencen a crecer, aunque todavía lo hagan de forma moderada.
Con ello, la industria química española acumulará entre 2020 y 2026 un crecimiento de su cifra de negocios del 37,8%, lo que equivale a un ritmo medio anual del 5,5%, reforzando su papel como segundo mayor sector industrial del país.
El comportamiento más destacable ha sido el del comercio exterior, que muestra durante 2025 un extraordinario dinamismo, con un crecimiento previsto de las exportaciones del 14,5%, hasta los 67.745 M €. Este aumento está siendo impulsado por la diversificación de destinos ante las tensiones arancelarias desde principios de año, penetrando ampliamente en todos los mercados internacionales, aunque de forma muy moderada en Estados Unidos, donde el crecimiento se alejará de la media global y avanzará únicamente en torno a dos puntos. En 2025, el sector pasará a ser la primera industria exportadora de la economía española. Las importaciones, por su parte, se mostrarán también muy activas, aunque en menor medida que las exportaciones, y aumentarán un 13,9% en 2025 alcanzando los 70.716 millones €.
De cara a 2026, las previsiones apuntan a un nuevo incremento del 8% en exportaciones que permitirán consolidar un crecimiento acumulado del 99,2% en el comercio exterior del sector desde 2020, lo que supone un crecimiento medio del 12,2% anual en el periodo. En el caso de las importaciones, se espera que crezcan un 7%. Este crecimiento global del sector continúa sustentándose en las áreas de Química de Consumo y Especialidades y de la Farmaquímica, que representan cada una un tercio del conjunto de la industria química española. De hecho, ambas áreas habrán crecido conjuntamente casi un 30% en el periodo 2020-2026.
Pero esta positiva evolución contrasta con el comportamiento de la Química Básica (CNAE 201), que representa el último tercio del sector y que agrupa a las grandes plantas industriales situadas al inicio de la cadena de valor, que acumularán una caída del 8,9% desde 2020, frente al crecimiento del 16,5% previsto para el conjunto del sector. La Química Básica lleva experimentando un retroceso especialmente crítico desde 2022. La razón de esta divergencia radica en el fuerte incremento de los costes energéticos, que desde 2019 se han incrementado un 40% en el caso de la electricidad, multiplicándose por dos en el caso del gas. La energía es un insumo esencial en la Química Básica, indispensable para poder realizar los procesos de primera transformación de las materias primas. Este incremento ha alejado a la Química Básica de su situación previa a la pandemia, a lo que se añade el encarecimiento de los derechos de emisión de CO₂, cuyo valor se ha triplicado también desde 2019.
A pesar del descenso experimentado por la Química Básica española, éste ha sido mucho menor que la media de la UE, donde la producción ha caído un 31,9% desde 2020. En países como Alemania (-20,4%), Francia (-19,9%) o Italia (-17,5%), el deterioro ha sido aún más pronunciado, lo que sitúa a España como el país europeo con mejor comportamiento pese a las dificultades estructurales que enfrenta este subsector.
