«El sector en España estaba muy atomizado. Pequeños empresarios poseían pequeños centros a lo largo de todo el país y estaban principalmente ubicados en Cataluña y Comunidad de Madrid en el 2019», explica Martínez, gerente de la asociación española de Self Storage, que apunta estas dos comunidades junto con Andalucía son las que destacan frente al resto. En este sentido, apunta que nuevos grandes inversores comenzaron a surgir después de 2020 aportando capital importante profesionalizando el sector en todo el país, operando más de una instalación de tamaño superiores a los 3.000 metros alquilables, reduciendo de este modo los costes operativos en un sector que también ha construido instalaciones más modernas y mejor equipadas con mejores sistemas de seguridad, de gestión automatizada.
Un reciente informe de la consultora inmobiliaria Savills ya apuntaba que el mercado español de los trasteros ha tenido una importante expansión desde su aparición y señalaba que se había superado ya en 2023 el millón de metros cuadrados destinados a este negocio.
De esta forma, el número de trasteros creció un 10% por encima de la media europea desde la pandemia, según el mismo estudio, que añadía que existe margen para una mayor penetración, hasta llegar a alcanzar niveles de mercados más maduros como Reino Unido y Estados Unidos. «El negocio de alquiler de trasteros en España es rentable y ha experimentado un crecimiento en los últimos años. La rentabilidad media para este tipo de negocios se sitúa entre el 15% y el 35%, dependiendo de la superficie y si el inmueble es en propiedad o en arrendamiento», señala Leticia Poole, profesora de Economía y Empresa en la Universidad Europea de Valencia.
Desde la asociación del sector, Martínez señala que el 90% está configurado por pequeñas empresas con uno o dos centros, y en muchas ocasiones menores a los 300 metros cuadrados alquilables.
«En España, en febrero 2024, de entre los socios de la asociación de ‘self storage’ el tamaño más habitual de centro rondaba entre los 300 y 600 metros cuadrados y tan sólo 6 marcas contaban con más de 10 centros operando», añade.
Necesito Un Trastero es una de las empresas que operan en el sector en España, Maldonado, consejero delegado y responsable de expansión de la empresa explica que cuentan con 95 trasteros y 33 franquicias, un sistema con el que comenzaron para ganar «capilaridad». Pero, que desde la entrada de un fondo inversor, del que prefieren no revelar su nombre, su sistema de crecimiento ha cambiado de las franquicias a centros propios de mayor tamaño, que llegan a ser hasta edificios, como el abierto hace unos meses en la calle Julián Camarillo de Madrid que cuenta con 5.000 metros cuadrados, que se reparten en 450 trasteros de diferentes tamaños. Necesito Un Trastero facturó el año pasado 5,5 millones de euros y esperan que este ejercicio ascienda a los 7 u 8 millones de euros, con 35.000 metros cuadrados de trasteros,
«El 70% de los clientes son particulares y 30% restante son empresas o autónomos. En el caso de los clientes particulares, se trata de trasteros más pequeños que van desde medio metro hasta los tres metros», apunta Maldonado. El directivo señala que cuando se trata de empresas el perfil es amplio y que puede ir desde el autónomo que es abogado y necesita almacenar algunas cajas o el electricista que necesita dejar material hasta una empresa que necesita dejar durante un tiempo un ‘stock’ de una promoción.
Poole explica que existen varias razones que han contribuido al crecimiento del negocio en los últimos años como la falta del espacio en los hogares, la dificultad del acceso a la vivienda, las tendencias minimalistas, la movilidad geográfica o el repunte del precio de los alquileres. Unas razones a las que se suman también a inicios de actividad de pequeñas empresas, grandes empresas que necesitan micro almacenes para roturas de ‘stock’ o una nueva estructura laboral, con muchos freelancer y nómadas, según apunta Martínez. «Ya no somos sólo un trastero de un hogar», añade.Un informe de la asociación europea de ‘self storage’ concluye que la ocupación media en Europa de los trasteros se situó en el 78,5%; mientras que en España estaría algo por debajo, en el 74%.
Aunque las expectativas de ocupación del sector se mantienen optimistas y un 89% de los encuestados en el informe de la asociación señalan que esperan que esta cifra crezca o se mantenga en el futuro.
Respecto a la inversión, el mismo estudio señala que las perspectivas para 2023 y 2024 se mantienen «boyantes», con un número elevado de inversores compitiendo por una limitado número de oportunidades.