En lugar de centrarse únicamente en la oferta, el informe pone el foco en un aspecto menos explorado pero igual de esencial: el lado de la demanda. ¿Cómo podemos activar una demanda que acompañe al impulso renovable? ¿Qué papel juegan las tecnologías emergentes para equilibrar el sistema?
Uno de los puntos más relevantes es el crecimiento acelerado de los data centers. Aunque muchas veces se perciben como grandes consumidores de energía, podrían convertirse en un motor de transformación si se integran con fuentes renovables y sistemas inteligentes. La proyección de un 20% anual en la demanda de datos hasta 2028 abre una oportunidad para rediseñar el papel de estas infraestructuras dentro del sistema eléctrico.
La Inteligencia Artificial, protagonista indiscutible del informe, está redefiniendo la gestión energética. No hablamos solo de eficiencia: hablamos de rediseñar modelos de negocio, optimizar recursos en tiempo real y anticiparse a los fallos. Compañías como Olivo Energy ya lo están haciendo, convirtiendo la IA en una palanca para crear nuevas formas de gestionar la energía, especialmente en comunidades y entornos descentralizados.
Otra tecnología que nos ha sorprendido es la Realidad Virtual y su impacto en la formación. En sectores donde el margen de error es mínimo, como el mantenimiento de redes eléctricas o turbinas offshore, entrenar con simuladores inmersivos es una ventaja. El ahorro en costes operativos, la mejora de la retención del conocimiento y la reducción de riesgos no son promesas futuras: ya son resultados medibles.
El Big Data también ocupa un lugar central en el informe. Nos ha resultado especialmente revelador el caso de Cuerva y el piloto BEYOND. Ver cómo se combinan datos internos y externos para optimizar el consumo energético demuestra que el dato, más que nunca, es poder. Poder anticipar, corregir, personalizar y construir infraestructuras más resilientes.
El hidrógeno verde, la robótica móvil, los sensores inteligentes y el 5G completan un ecosistema donde la innovación ya no es algo periférico, sino el núcleo mismo de la transformación. La energía distribuida, los sistemas híbridos y los modelos de agregación permiten visualizar un futuro donde los consumidores no son solo receptores, sino actores activos y conectados. Este t2ó ONE industry no solo nos ha permitido hacer una radiografía del presente, sino anticipar con realismo hacia dónde vamos. La convergencia entre transición energética y transformación digital ya no es opcional: es inevitable. Comprender cómo activar la demanda, cómo responder con agilidad a los cambios del mercado y cómo integrar la innovación sin fricciones será clave.
En este contexto, creemos que la comunicación y la estrategia digital también deben acompañar este cambio. Porque hablar de energía ya no es solo hablar de suministro, sino de experiencia, inteligencia y conexión.