Así, la entidad prevé que 2025 sea un año de resiliencia económica a pesar de las amenazas de guerras arancelarias desatadas con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Aun así, no se pueden descartar sorpresas que vendrán marcadas por la agenda económica del presidente de EE.UU., como el efecto en el crecimiento y por tanto en las futuras decisiones de los bancos centrales de esas posibles tensiones comerciales, las dudas de cómo abordar la fiscalidad en un entorno de bajada de tipos de interés y subida de aranceles y el impulso desregulador en sectores como el energético o el tecnológico. En definitiva, un año que a nivel macroeconómico estará marcado por las posibles guerras comerciales, la evolución de la inflación que aún no consigue situarse en el objetivo del 2% y la duda de si finalmente en 2025 veremos a Europa despegar económicamente.
● La previsión de crecimiento global este año será del 3,3%, muy parecido al de 2024, gracias al consumo y a la robustez del mercado laboral. EE.UU. liderará el crecimiento (1,9%-2,7%), con Europa rezagada (1,1%) y China a la espera de una posible guerra comercial. ● Donald Trump vuelve a la presidencia de EE.UU. en un entorno muy diferente al que se encontró en 2016, con más déficit y más deuda, lo que pone en duda su capacidad real de poner en marcha sus medidas fiscales y arancelarias, de las que no sería inmune. ● Ante las dudas de las medidas de Trump y la resistencia que aún presenta la inflación, la FED ha decidido poner el freno y no se esperan más de dos bajadas en 2025, el BCE, por el contrario, con más margen de maniobra, podría bajar este año hasta 100 puntos básicos. ● 2025 se presenta como un buen año para todos los activos. En renta fija se normaliza la curva y vuelven las rentabilidades al bono a 10 años. Preferencia por el crédito de calidad europeo. En renta variable, apuesta por las bolsas de EE.UU. y por sectores como la tecnología, salud y defensa. Madrid.
En los mercados, el año estará marcado por la volatilidad de las curvas, los múltiplos de acciones y el futuro del sector tecnológico tras la reciente irrupción de la IA china. Trump y su margen real de actualización El regreso de Donald Trump a la presidencia de EE.UU. vuelve a iniciarse con una batería de decretos y anuncios de medidas económicas proteccionistas y amenazas de subidas de aranceles, la cuestión que tendremos que ver es si el nuevo inquilino de la Casa Blanca va a tener margen real de actuación en un entorno que actual que es muy diferente al que se encontró en 2016, con más déficit y más deuda.
La primera de estas dudas llega precisamente de esa amenaza de subida de aranceles. Las guerras comerciales pueden representar una caída de más de un 1,3% del PIB americano y 0,3% de inflación lo que para el ciudadano medio americano se traduciría en una pérdida de unos 2.600 euros por año con el coste político que conlleva. Las políticas fiscales anunciadas, parecidas a las de 2017 para bajar el tipo fiscal medio al 15%, supondrían aumentar el déficit público por encima de la tendencia estimada actual, mientras que sobre la inmigración y el anuncio de deportaciones masivas podría provocar una subida de medio punto de la inflación y una caída del 0,4% del PIB por el efecto en la base laboral del país. Lo mismo ocurre con la inflación por el efecto de la desregulación en sectores claves como el energético, el tecnológico en especial las criptomonedas. Todo esto nos lleva a preguntarnos si Trump va a ser capaz de poner en marcha estas medidas por los efectos negativos que tienen y su coste social y político, en términos de popularidad.
Con este contexto y con perspectivas de alzas inflacionistas las previsiones de crecimiento global estarían en el entorno del 3,3%, muy parecido al 2024. Por regiones, en EE.UU. crecimiento en un rango del entre el 1,9% y el 2,7%, en línea con las previsiones de la FED (2,1%), precios en el 2,5%, una tasa de paro contenida y fondos federales en el 3-4%. Déficit fiscal al alza, con una ratio de deuda sobre PIB lejos de adaptarse. En cuanto a la inflación, tras crecer en diciembre por tercer mes consecutivo, se mantiene resistente a bajar a pesar de que la subyacente da un respiro y comienza a corregirse, aunque de forma muy lenta. Con este panorama la Reserva Federal ha decidido poner el freno y, tras la suspensión de esta semana pasada, nos inclinamos por solo dos bajadas en 2025 para dejar los fondos federales en el 3,9%.
Europa es el contrapunto. En la eurozona posiblemente hayamos tocado fondo en cuanto a las bajas cifras de crecimiento. El consenso apunta a un 1%- 1,1% en 2025 muy en línea también con el BCE. En cuanto a la inflación veremos cifras cercanas al objetivo del 2%, paro contenido y un déficit fiscal que debería empezar a contenerse. Todos los componentes de la inflación se comportarán bien menos el sector servicios, más obstinado y que lastra la inflación subyacente del índice general. El crecimiento europeo se verá empujado por el consumo privado gracias al mercado de trabajo y los salarios, además de por el consumo público, ambos justifican 2/3 del crecimiento europeo. Con este entorno, los escenarios del BCE pasan por unos tipos de depósito entre el 1,2 y el 2% con hasta 4 bajadas en 2025. Con lo peor de la crisis superada, los retos de la eurozona se centran en la consolidación fiscal y las tensiones comerciales con EE.UU., con mayor impacto en Alemania.