Ante esta señal de alarma, es imperativo una gestión proactiva del riesgo, especialmente en marcos donde la deuda soberana es alta o las valoraciones de activos están infladas (como ocurre con ciertos sectores tecnológicos). Así, se podrán mitigar posibles impactos adversos y promover una recuperación más estable y sostenible.
El oro sigue subiendo, junto a los ETFs respaldados por metales preciosos, impulsado por las expectativas de recortes de tipos de la Fed para septiembre. El dólar ya no es percibido como refugio universal. Si la Fed baja tipos o compra deuda, aumentará la inflación y la presión sobre el dólar, cuyo papel como moneda de reserva se debilita. En su lugar, los inversores institucionales están aumentando exposición en activos denominados en euros y oro que sigue alcanzado máximos históricos. Después de años de imprimir dinero como si no hubiera un mañana, ahora los bancos centrales compran oro para blindarse contra las consecuencias de su propia borrachera monetaria. Mientras tanto, los BRIC siguen acaparando oro como si supieran algo que no nos cuentan. Están empeñados en crear un orden mundial desdolarizado, y el dólar y la deuda americana empiezan a sudar la gota gorda.
En este escenario, ¿es momento para incrementar la exposición a activos refugio, y particular en oro? La respuesta es sí, pero con matices importantes.
1. Rol del oro como activo refugio
El oro ha demostrado históricamente un rol protector frente a inflación elevada, crisis financieras y tensiones geopolíticas. Su naturaleza de activo no correlacionado con renta variable ni renta fija lo convierte en un diversificador eficaz en carteras sometidas a volatilidad. En un contexto de tipos de interés altos y endeudamiento global creciente, el oro tiende a preservar valor cuando otros activos sufren ajustes.
2. Formas de invertir en oro: oportunidades y limitaciones
a) Acciones de compañías mineras
Aunque ofrecen exposición indirecta al oro, su comportamiento está condicionado por variables ajenas al precio del metal que generan un gap notable respecto a la evolución real de su precio.
– Costes de producción y energía.
– Endeudamiento de la empresa.
– Riesgo geopolítico en países productores.
– Política de dividendos.
b) ETFs sobre oro
– Ventajas: alta liquidez, facilidad de acceso y bajo coste operativo.
– Inconvenientes:
• El inversor no posee físicamente el oro, sino participaciones en un vehículo financiero.
• Existe riesgo de contrapartida, ya que la valoración depende de las entidades financieras que lo gestionan y custodian.
• No todos los ETFs están completamente respaldados por oro físico; algunos recurren a derivados, lo que puede acabar en un desacoplamiento respecto al precio real en situaciones de estrés de mercado.
c) Oro físico (lingotes, monedas)
Es la única modalidad que elimina el riesgo de contrapartida y garantiza la posesión directa del activo. Sin embargo, presenta limitaciones:
– Costes de custodia y seguridad.
– Menor liquidez inmediata frente a ETFs.
En conclusión, para quienes priorizan máxima seguridad patrimonial, el oro físico es la opción más coherente. Las acciones mineras no deben considerarse un sustituto directo del oro, sino un activo distinto con mayor riesgo y volatilidad. El momento actual favorece una exposición al oro como elemento de diversificación, siempre que se entienda que la clave no está tanto en el “sí o no” a invertir, sino en el “cómo” hacerlo para que cumpla realmente su función de refugio.