Sin embargo, como muestran las cuentas que ha depositado en el Registro Mercantil, no logró ese resultado gracias a su negocio tradicional de conservas, sino al energético. En concreto, a la venta de sus participaciones en ocho sociedades con las que participaba en cuatro parques eólicos, que le generaron unas cuantiosas plusvalías. En su memoria, Jealsa subraya la diversificación de su negocio, que divide en tres ámbitos: el alimentario; el de valorización, es decir, el de transformación de excedentes en nuevos productos; y el energético.
En este último punto, la compañía coruñesa cifra en más de 500.000 MWh su producción de energía en 2022, a través de varios parques eólicos, tres plantas de cogeneración y nuevos proyectos fotovoltaicos.
Como explica la propia Jealsa en su informe financiero, los “elevados precios” del mercado energético en 2022 permitieron que los parques eólicos españoles alcanzaran “niveles récord de facturación y resultados” además de “elevar las valoraciones de los activos energéticos”. De ahí que el grupo, dueño de Rianxeira y Escurís, proveedor del atún enlatado de Mercadona, decidiera vender a Engie sus participaciones mayoritarias en dos parques eólicos en Chile, que mantenía a través de cinco sociedades; así traspasar a Enel su posición minoritaria en otros dos en España, y que ostentaba a través de otras dos empresas. Operaciones por las que obtuvo “importantes plusvalías”. En concreto, 38 millones de euros: 33,4 de los parques chilenos y 4,5 de los españoles. Cantidades anotadas en la cuenta de resultados y que explican el importante beneficio cosechado.
Tras estas ventas, Jealsa mantenía participaciones en dos parques eólicos en España, el de Graiade (A Coruña), y el de Xiabre (Pontevedra), el primero de forma mayoritaria. Además, tenía dos proyectos en marcha de producción de energía hidráulica en Chile. El negocio energético de Jealsa facturó un 47% más hasta llegar a 81,7 millones de euros, y gracias a las plusvalías generó toda la rentabilidad del grupo en 2022. El alimentario, que supone el 90% de la facturación, registró una pérdida antes de impuestos de nueve millones, según la información segmentada de las cuentas. Ello pese a que la facturación creció un 20% hasta 733 millones. Sin embargo, los mayores costes derrumbaron el resultado de explotación de esta categoría un 90%, hasta 3,7 millones. Restados los gastos financieros, se llega a esa pérdida antes de impuestos de nueve millones.
“La división conservera es la que se ha visto más afectada por el contexto económico”, explica en su informe de gestión, al sufrir una subide de costes “muy por encima” del IPC. Entre ellos menciona los energéticos, el transporte marítimo, los envases y el aceite, con el de girasol que “llegó a duplicarse en el plazo de un mes”. La compra de materia prima, embalajes o envases se elevó un 26%.”Esta situación ha obligado a realizar subidas en los precios de venta, aunque sin llegar a repercutir la totalidad de las mismas al consumidor, lo que se ha traducido en una importante reducción del resultado antes de impuestos aportado por esta división”.