La negociación comenzó en los primeros compases de este año, después de que Sumar incorporara al acuerdo de Gobierno con el PSOE la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales. En concreto, en 2024 debería aprobarse una rebaja a 38,5 horas y en 2025 a 37,5. Tras unas primeras reuniones formales, sindicatos y patronal pactaron, con el plácet del departamento, intentar negociar bilateralmente para acordar las claves de la reforma de la jornada. Pero tras meses de encuentros discretos entre los agentes sociales, Trabajo volvió a coger las riendas por falta de consenso. En junio, la tensión entre Trabajo y la propia Díaz fue in crescendo con la CEOE.
La vicepresidenta segunda acusó a la patronal de “hacer política” y dejar a un lado su responsabilidad de mirar por el interés general del país y de las empresas, mientras que el presidente de los empresarios, Antonio Garamendi, reprochó a Díaz que no practique diálogo social “sino monólogo social”, por poner en marcha una mesa de negociación cuyo resultado se conoce de antemano. Los sindicatos CCOO y UGT apoyaron en todo momento la medida y apremiaron a CEOE a que realizara propuestas en la mesa, dado que si no, exigirían al Gobierno que adoptara la medida solo con un acuerdo bilateral, sin la parte empresarial.
Al borde de que se rompiera la negociación, el Ministerio rebajó la tensión con la patronal relajando los plazos fijados inicialmente, que pretendían que la negociación concluyera antes de agosto. Así, plantearon medidas más flexibles sobre la mesa, como ampliar los plazos de entrada en funcionamiento de la reducción del tiempo de trabajo en España. En cambio, Trabajo aprovechó para proponer un endurecimiento de las sanciones por la vulneración del límite de las horas de trabajo permitidas.
Ahora, con el nuevo curso político, Ministerio e interlocutores sociales volverán a retomar unas negociaciones con nuevas propuestas que la parte gubernamental llevará este lunes a la reunión. Mientras, los sindicatos urgen a que se apruebe la medida cuanto antes y han amenazado con desarrollar movilizaciones para “forzar” a que salga adelante y a que los partidos no tumben el texto.
Y es que el secretario general de UGT, Álvarez, reprobó hace pocos días que Junts haya trasladado “por lo bajo” a CEOE que “estén tranquilos”, que la medida no saldrá adelante. “Debe ser esta parte de Junts muy catalana, pero que se junta mucho con la española cuando hablamos de dinero y de intereses económicos”, declaró Álvarez ante los medios en el marco de un acto de UGT Cataluña, en el que anunció su intención de presentarse a la reelección como líder del sindicato a nivel nacional.
Entre tanto, desde la patronal comentan que la organización se sentará en la mesa, pero que ven difícil el acuerdo, puesto que perjudicaría al tejido productivo, especialmente a los autónomos y pymes.