En la protesta, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, avisó de que “a la negociación le faltan dos telediarios”, y el líder de UGT, Pepe Álvarez, pidió a los empresarios “que no se pongan nerviosos, porque esto va para largo”.
Así lo manifestaron Sordo y Álvarez en declaraciones a los medios en el marco de la movilización en Madrid, a la que, según fuentes sindicales, asistieron unas 2.500 personas, aunque ambos sindicatos también convocaron concentraciones ante las sedes de la patronal de todas las comunidades autónomas para denunciar el bloqueo de la parte empresarial en la negociación.
Pepe Álvarez avisó de que “no vamos a dejar que el tema de las 37 horas y media sea una cuestión que se debata un día en el Congreso de los Diputados” y se deje caer por el acuerdo al que, según denunció, pueda llegar la patronal con Junts, a los que CEOE llama “malos malísimos” de los independentistas catalanes.
Por ello, expresó que la protesta tiene como fin que la CEOE se siente a negociar y que cada vez más ciudadanos “den respaldo” a la necesidad de reducir la jornada, una medida que beneficiará a unos 12 millones de personas.
“Que no se pongan nerviosos, porque esto va para largo, nosotros vamos a continuar nuestras movilizaciones”, arengó Álvarez a los asistentes, que portaban banderas sindicales al grito de “reducción, reducción, reducción”.
Mientras, Álvarez auguró que “más pronto que tarde” habrá también una mayoría parlamentaria que sacará adelante la reducción de la jornada cuando los partidos constaten el apoyo popular. A su juicio, es “de cajón”, porque las 40 horas llevan intactas en la ley desde hace 40 años. Con todo, el máximo representante de UGT no quiso hablar de plazos para concluir la negociación, si bien precisó que si la parte empresarial no quiere aceptar las 37,5 horas, “lo razonable es levantar la mesa”. “Pero no vamos a ser nosotros quienes levantemos la mesa. Ellos son los que si no quieren pueden irse. Ellos son los que dicen que no quieren negociar”, aseveró.
Sordo criticó que la patronal trate de “dilatar un proceso para tratar de evitar cualquier consenso y para boicotear la negociación sobre la reducción de la jornada laboral”.
Ambos también indicaron que van a exigir que los partidos políticos tengan que posicionarse y demandaron al Gobierno que si no es posible el pacto tripartito con CEOE, aprueben la medida por ley. Para Sordo, si CEOE no “cambia su actitud”, es evidente que “a la negociación le faltan dos telediarios”. No obstante, incidió en que es deseable el acuerdo, porque es más fácil aplicar la medida en los convenios y porque, además, no solo se está tratando la reducción del tiempo de trabajo, sino de la reordenación del mismo, el derecho a la desconexión digital y mejorar el registro de jornada.
En todo caso, subrayó que “el Gobierno tiene que ir tomando posición” por si no hay pacto, ya que “no puede ser que se otorgue derecho a veto a CEOE”. También defendió que “no es menor” que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, “haya tenido” que empezar a incorporarse al debate social de la jornada laboral. Sordo se refirió así a la idea deslizada por Feijóo sobre una posible instauración de una jornada de cuatro días semanales en determinadas actividades económicas.
“España, la economía española y la empresa española pueden asumir perfectamente una reducción generalizada del tiempo de trabajo. Los avances tecnológicos en las formas de trabajar y de producir permiten perfectamente poder reducir el tiempo de trabajo manteniendo los salarios y mejorando así la productividad de las empresas”, añadió Sordo, para proclamar que “no es verdad” que se vaya a dañar la economía por adoptar esta medida.
En su intervención ante los manifestantes, el líder de CCOO se refirió también a la polémica generada por la propuesta del presidente de CEOE, Garamendi, sobre que los trabajadores cobren la nómina en bruto y luego sean ellos quienes paguen las cotizaciones completas a la Seguridad Social para que sean más conscientes del esfuerzo fiscal que se realiza. “Los trabajadores no son gilipollas”, salió al paso Sordo, para concluir que ya saben que abonan impuestos con los que se sufragan servicios públicos como la sanidad o la educación.
Por su parte, a primera hora de la mañana, antes de las protestas por toda España, el vicepresidente de la CEOE y presidente de la asociación de autónomos ATA, Amor, afirmó que “los sindicatos se equivocan” con sus movilizaciones ante las sedes de la patronal, dado que no es ahí “donde tienen que ir”, pues “nosotros no tenemos el BOE ni el poder legislativo”.
“Esto es una decisión política y donde tienen que reclamarlo es al poder ejecutivo o al legislativo, no a nosotros. La única capacidad que tenemos es la negociación colectiva”, declaró Amor en una entrevista en Radio Intereconomía recogida por Servimedia.
La protesta de Madrid estuvo muy marcada por críticas de los líderes sindicales al Ayuntamiento de la capital, al que acusaron de poner trabas para la movilización como ya hiciera en el Primero de Mayo de este año. Ello acabó generando un corte del tráfico por parte de los asistentes que, al término de la concentración, quedó plenamente reestablecido. En concreto, según explicaron fuentes sindicales, el problema vino por el hecho de que la Delegación del Gobierno en Madrid autorizó la movilización en la acera de enfrente de la CEOE y, en cambio, esta misma mañana, el Consistorio madrileño indicó que el escenario de los intervinientes se tenía que colocar en el lado contrario, bajo la patronal.
Ello hacía que los discursos se tuvieran que pronunciar con la carretera de por medio, lo que generó incomodidad entre los manifestantes y las quejas de los líderes sindicales.
En este punto, y casi cuando estaban concluyendo las declaraciones a los medios previas al inicio oficial de la protesta, los manifestantes se echaron a la carretera de la calle Diego de León, donde se encuentra la sede de la patronal, provocando así la interrupción del tráfico en ese tramo.
Algunos asistentes trasladaron a Servimedia que lo hicieron “aunque la policía nos ha dicho que no cruzáramos”, pero les parecía “inadmisible que se pongan tantas dificultades” a la libertad de expresión y de manifestación.
En este sentido, el líder de CCOO ironizó con que esto “no es Caracas, es Madrid”, donde se autodenomina como «la región de la libertad”. Así, criticó las “dificultades” para ejercer el derecho de manifestación, afeando que se den más facilidades si se portan banderas de la Falange, por ejemplo.
En la misma línea, el secretario general de UGT sentenció que este es un “acto de boicot a esta concentración” y añadió que “esto se tiene que acabar” porque “incomoda” a los manifestantes y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Por ello, quiso aclarar que los policías “no tienen ninguna responsabilidad, nosotros tampoco”, poniendo así en valor su trabajo. Por su parte, la secretaria general de UGT Madrid, Marina Prieto, cargó contra las barreras a la “libertad” del consistorio dirigido por José Luis Martínez-Almeida, aunque anticipó que “no les van a parar”.
Al hilo, su homóloga en CCOO Madrid, Paloma López, alertó de que el consistorio pone “en riesgo” a la ciudadanía, como ya hizo el Primero de Mayo. “Y no lo vamos a consentir. Es la última vez”, remarcó. Asimismo, ambas criticaron que la Comunidad de Madrid se manifieste a favor de mantener la jornada laboral vigente desde hace 40 años. Igualmente, López censuró que CEIM, la patronal madrileña, se alinee con el Ejecutivo autonómico.
Este martes tuvo lugar la última reunión y, aunque el Ministerio de Trabajo y Economía Social señaló que ha visto un “cambio de tono” en CEOE, la patronal sigue lejos de apoyar la medida. La mesa no solo negocia la reducción de la jornada, sino que Yolanda Díaz también ha planteado un plan de apoyo con bonificación de cotizaciones a las pymes de menos de 10 empleados que tengan que hacer contrataciones para aplicar la reducción. Asimismo, Trabajo y agentes sociales discuten sobre la mejora del control de jornada para que sea accesible en tiempo real para la Inspección de Trabajo, un aumento de sanciones cuando vulnerar la jornada ponga en riesgo la salud de los empleados, una mayor flexibilidad de la rebaja del tiempo de trabajo en algunos sectores y la regulación del derecho a la desconexión digital.