Esta cifra supone apenas un 13% del total de alrededor de 300.000 millones que se pusieron a disposición del sistema financiero nacional hace poco más de dos años. Y es que las distintas entidades han devuelto a cierre del primer semestre del año más de 40.000 millones de euros en este tipo de liquidez, la mayor parte de ellos en el momento de su vencimiento. Estos se acumulan a los que regresaron al banco central en enero y en marzo que, junto con diciembre de 2022, fueron los momentos en los que las entidades decidieron devolver más porcentaje de estas cuantías tras el cambio de sus condiciones en noviembre.
Por entidades, a cierre del mes de junio, Unicaja es la que menos TLTRO mantiene en su balance, con apenas 900 millones tras devolver 4.400 millones en el segundo trimestre de este año. La segunda gran entidad en volumen de este tipo de financiación sería BBVA, con 3.400 millones; seguido de Bankinter, al que le quedarían alrededor de 4.000 millones. El cuarto sería Sabadell, con alrededor de 5.000 millones a cierre de junio tras realizar el reembolso de 8.500 millones en el segundo trimestre de este ejercicio; y posteriormente CaixaBank, con 8.000 millones. El banco que atesora más cuantía es Santander, con unos 18.000 millones, cifra que se redujo en más de 7.000 millones en los últimos meses. En su mayoría, estos TLTROs tienen vencimientos establecidos en 2024.
Pero el hecho de que las entidades hayan devuelto casi la totalidad de sus TLTROs no ha insuflado presión en lo que a la retribución de los depósitos se refiere. Con un vistazo al balance de las entidades, se puede ver que las ratios de cobertura de liquidez (LCR) siguen en casi todos los casos por encima del 150%, llegando en Unicaja y Sabadell, como se puede ver en el gráfico adjunto, a superar ampliamente el 200%. Además de estos niveles de liquidez que colocan a las entidades españolas en lo más alto del ránking europeo, la gran banca nacional también tiene un ratio de créditos sobre depósitos muy por debajo de la media europea, colocándose en todos los casos por debajo del 100% y llegando en algunos a estar bajo el 80%. Es decir, tienen más depósitos que créditos, lo que les permite quitarse la presión de comenzar lo que comúnmente se ha denominado una guerra de depósitos en lo que a los minoristas se refiere.