De acuerdo con el último informe difundido por C y C, a corto plazo se producirá un mayor uso de combustibles fósiles pero el impacto a largo plazo será justo el contrario: las necesidades de seguridad energética están empujando ya a los países, especialmente en Europa, a la adopción de energías renovables, al tiempo que se reducen los combustibles fósiles, especialmente el gas.
El escenario de referencia asume que se producirá un cumplimiento de los distintos compromisos energéticos ya anunciados por los diferentes países y administraciones. “La urgencia de la necesidad de una transición energética provocada por el visible cambio climático que se percibe ahora en todo el mundo obligará a los gobiernos a cumplir sus objetivos autoimpuestos. Además, la necesidad de seguridad energética también está generando un impulso hacia la transición energética, especialmente en Europa”, explica el informe.
De acuerdo con estas previsiones, la demanda total de energía crecerá marginalmente a lo largo de la década (un 2,7%), pero en 2050, cuando los compromisos de emisiones netas cero se hagan más efectivos, el nivel será un 1,4% inferior al de 2021. Previsiblemente, la cuota de los combustibles fósiles caerá del 66% actual al 36% en 2050.
El informe identifica tres características clave de la transición energética en marcha: primera, la eficiencia energética para disociar el crecimiento de la economía mundial de la demanda suplementaria de energía; segunda, la electrificación que dará protagonismo en el mix a las energías eólica, solar fotovoltaica o hidroeléctrica; tercera, el abandono de los combustibles fósiles cuando la electrificación no sea factible, como en el transporte marítimo o la aviación.
El informe recalca que el escenario de referencia, el cumplimiento de los compromisos energéticos anunciados, supone un paso importante pero no suficiente para alcanzar el escenario de cero emisiones netas en 2050. La posible aceleración de este proceso se sustentará sobre la planificación de los poderes públicos, las inversiones públicas y privadas y el desarrollo de nuevas tecnologías para la transición a costes comercialmente viables.