En ese contexto, la aseguradora de crédito prevé que el precio del petróleo caiga a 64 dólares en 2030 y a 60 en 2050. A corto plazo, sin embargo, esta tendencia general a la baja está sujeta a una gran volatilidad en función del desarrollo de la guerra en Ucrania y la recuperación china.
En el escenario de referencia de la aseguradora de crédito a largo plazo, que asume que se producirá un cumplimiento de los distintos compromisos energéticos ya anunciados por los diferentes países y administraciones, la demanda de petróleo alcanzará su máximo histórico de 98,1 millones de barriles diarios en 2024. A partir de ese punto se prevé que disminuya de forma constante, lo que hará bajar los precios casi un 20% en 2050 en comparación con los actuales. En el escenario alternativo, de una actuación más decidida hacia las emisiones netas cero en 2050, la caída de precios alcanzaría el 60%.
La reducción de la demanda global de petróleo estará impulsada por la electrificación del parque automovilístico, el transporte de mercancías por carretera y los edificios en las economías avanzadas. Aunque la demanda de petróleo en los emergentes y las economías en desarrollo también disminuirá, lo hará en menor medida ya que la transición a fuentes de energía más eficientes se verá compensada por un desarrollo económico y demográfico acelerado.
La inversión mundial en el sector del petróleo ha sido débil desde el desplome de los precios en 2014 y el Acuerdo del Clima de París en 2015, lo que ha aumentado la preocupación por que el suministro de petróleo no pueda seguir el ritmo de la demanda para garantizar una transición energética sin problemas. Se necesitarán inversiones cercanas a los 378.000 millones de dólares al año hasta 2030 y de 227.000 año hasta 2050, tanto en los yacimientos nuevos como en los ya existentes para compensar el descenso de la producción de las fuentes actuales. El sector de esquisto de Estados Unidos no muestra el dinamismo de hace una década pero seguirá siendo un productor fundamental para satisfacer la demanda hasta 2030. A partir de la próxima década la OPEP aumentará su cuota a expensas de Estados Unidos.
La mayor incertidumbre a corto plazo para el suministro de petróleo es cómo reaccionarán los productores rusos a las sanciones. Hasta ahora, el sector se ha mostrado relativamente resistente, ya que los altos precios mundiales han permitido que la producción se mantenga por encima de los precios de equilibrio y el comercio se ha desviado en gran medida hacia las economías de mercado emergentes de Asia. Dadas las perspectivas de aumento de la demanda, especialmente en China, y el objetivo del tope de precios de garantizar la estabilidad de los precios mundiales, esperamos que el petróleo ruso siga bombeándose, pero con grandes riesgos a la baja.