En su informe anual sobre el mercado eléctrico, la AIE calcula que la parte de las renovables en la generación total de electricidad se elevará al 37% en el año 2026, comparado con el 30% del pasado año, debido sobre todo a la reducción de costes en la energía solar fotovoltaica. La generación de electricidad a partir de carbón experimentará, por el contrario, una reducción media anual del 1,7% hasta 2026, debido sobre todo al previsto declive del uso de ese combustible fósil por parte de China. Por ello, la agencia señala que las emisiones de gases de efecto invernadero están entrando en un «declive estructural».
La proporción de energías fósiles en la generación eléctrica pasará del 61% en 2023 al 54% en 2026, lo que significa bajar del listón del 60% por primera vez desde que la AIE inició los registros, en 1971. «La generación de energía produce más emisiones que ningún otro sector en la economía mundial, por lo que es esperanzador que el rápido crecimiento de las renovables y la expansión sostenida de la nuclear confluyan para responder al aumento de la demanda mundial de electricidad en los tres próximos años», señala el director ejecutivo de la agencia, Birol. «La generación de energía produce más emisiones que ningún otro sector en la economía mundial, por lo que es esperanzador que el rápido crecimiento de las renovables»
Por otra parte, la AIE pronostica que la energía nuclear alcance un nuevo récord de producción en 2025 (de casi 3.000 TWh) y supere al de 2021, gracias a la entrada en servicio de nuevos reactores en China, India, Corea del Sur y Europa, así como por la reconexión a la red de varias plantas en Japón que han estado apagadas.
Las renovables y la nuclear supondrán casi la mitad de la generación eléctrica mundial en 2026, frente al 40% de 2023, estiman los autores del informe. Apuntan también a la creciente importancia de la electricidad en la demanda bruta de energía (un 20 % en 2023 frente al 18 % en 2015), debido al aumento de ventas de vehículos eléctricos y de la instalación de bombas de calor a nivel global.
La Agencia advierte además de que la electricidad consumida en todo el mundo por los centros de datos, la inteligencia artificial y el sector de las criptomonedas se duplicará con creces entre 2022 y 2026, ya que pasará de un consumo total de 460 a 1.100 TWh. En Europa, el consumo eléctrico cayó en Europa un 3,2% el año pasado, incluso a pesar del fuerte descenso de precios, después del retroceso del 3,1% de 2022. El nuevo recorte se explica por la caída de las industrias primarias muy energívoras, como las químicas y las de producción de metales primarios.
Los precios de la electricidad para esas industrias en Europa fue casi el doble en 2023 que el que tenían sus competidoras en Estados Unidos o China. El consumo de electricidad en Europa no alcanzará hasta 2026 los niveles de 2021, el último año antes de que la invasión rusa de Ucrania en 2022, que disparó los precios de la energía en el continente. La demanda mundial de electricidad subió un 2,2% en 2023, un ritmo menor que el incremento del 2,4% de 2022, pero la AIE prevé que se acelere a un ritmo anual del 3,4% anual hasta 2026. Ese mayor incremento vendrá de una mejora de la economía a nivel global. El 85% de la progresión llegará de economías no avanzadas, especialmente de China, India, y el sudeste asiático. Sólo el aumento del consumo eléctrico previsto en China para 2026 (1.400 TWh) supone la mitad del consumo total actual de la Unión Europea.