Aragonès no ha sido capaz de conseguir apoyos suficientes para sacar adelante las cuentas, que se han enfrentado a enmiendas a la totalidad presentadas por todos los grupos de la oposición excepto el PSC, con quien ERC había pactado el proyecto de cuentas que ha llegado a la Cámara catalana.
En Comú Podem, que ha sido el apoyo político clave del Govern para aprobar los presupuestos catalanes en los últimos años, ponía como condición irrenunciable que el Ejecutivo catalán renunciase al proyecto de ocio y juego de Hard Rock en la costa de Tarragona, mientras los socialistas lo defienden.
Ante esta dicotomía, el aliado alternativo para los republicanos era Junts, pero en su caso el escollo insuperable ha sido la propuesta de los de Carles Puigdemont de prácticamente eliminar el impuesto de Sucesiones, algo que ERC rechaza ya desde cuando ambas formaciones compartían el Ejecutivo autonómico. La alianza de ERC y PSC sumaba 66 escaños, pero necesitaban 68 para conseguir la mayoría que permitiese continuar con la tramitación de los que se preveían los últimos presupuestos de la legislatura, ya que el calendario electoral catalán fija nuevos comicios autonómicos para febrero de 2025.
Finalmente se han quedado a un voto de conseguirlo, ya que se ha sumado a los votos favorables del proyecto de Presupuestos la diputada no adscrita Cristina Casol, que en enero fue expulsada de Junts tras denunciar a la formación por presunto acoso.
Desde 1980, el Parlament ha aprobado 39 presupuestos de la Generalitat, y hasta ahora sólo había rechazado un proyecto, el de 2016, que fue el primero presentado por el Govern encabezado por el presidente Carles Puigdemont, que no superó el debate de totalidad.