Ayer mismo, el dato preliminar de inflación de la eurozona correspondiente a noviembre, cada vez más cerca del objetivo del Banco Central Europeo, y la inflación del PCE de EE.UU., constataron el avance del proceso desinflacionista a ambos lados del Atlántico, reforzando estas expectativas. Tras conocerse los datos de inflación, que fueron más débiles de lo esperado, el euro se depreció y pierde los 1,09 dólares, ante la idea de que el BCE recortará los tipos más pronto que tarde. Aún así, la moneda común cerró noviembre con una subida de alrededor del 3,5% frente al dólar, gracias a la debilidad generalizada del billete verde ante el aumento de las expectativas de que los tipos de interés estadounidenses ya han tocado techo.
La tasa de inflación general de la eurozona desaceleró más de lo previsto hasta el 2,4% en noviembre desde el 2,9% de octubre. Se trata del nivel más bajo desde julio de 2021 y se acerca ya a menos de medio punto porcentual del objetivo del 2% del BCE. A su vez, la tasa subyacente, menos volátil y de mayor importancia para la futura política monetaria, retrocedió del 4,2% al 3,6%, la menor lectura desde abril de 2022. Con la inflación en clara senda desinflacionista y la economía de la eurozona al borde de la recesión, los mercados confían cada vez más en un primer recorte de tipos por parte del BCE en primavera. De hecho, los mercados descuentan ya una primera bajada de 25 puntos básicos en la reunión de abril del año que viene y un total de 100 puntos básicos de recortes para la reunión de octubre. Este ajuste de las expectativas podría provocar nuevas caídas y una corrección del euro a corto plazo.
El índice del dólar cerró noviembre con una caída de alrededor del 3% y ha vivido su peor mes en un año, ya que los mercados también están convencidos de que el ciclo de endurecimiento de la Reserva Federal ya ha llegado a su fin. Sin embargo, el dólar ha recuperado parte de sus pérdidas en los últimos días, gracias a una revisión al alza de los datos del PIB del tercer trimestre. El proceso desinflacionista también cobra impulso en EE.UU. Así lo demostraron los datos de inflación de octubre conocidos hace dos semanas, que fueron más débiles de lo esperado, y los datos de inflación del PCE conocidos ayer, el indicador preferido de la Reserva Federal, no hicieron más que constatarlo. El PCE general cayó al 3% en octubre desde el 3,4% del mes anterior, su nivel más bajo desde marzo de 2021. El índice subyacente también desaceleró hasta el 3,5%, marcando así un nuevo mínimo desde mediados de 2021. Estos datos refuerzan la idea de que la Fed ya no subirá los tipos de interés en este ciclo y el debate se centrará ahora en el calendario de posibles recortes de tipos en 2024. Los mercados ya descuentan un primer recorte de tipos en la primera mitad del año que viene, con cerca de un 40% de posibilidades de que comiencen en marzo y con el mes de mayo como opción más probable.
En nuestra opinión, estas expectativas son un tanto agresivas, sobre todo si tenemos en cuenta la fortaleza de la economía estadounidense. La mayor potencia del mundo ha seguido creciendo a un ritmo sólido y superando a la mayoría de sus pares. De hecho, la revisión del dato de PIB de EE.UU. relativo al tercer trimestre del año ha dejado un crecimiento del 5,2% anualizado frente al 4,9% del dato preliminar, una lectura que ya superó las expectativas.