Sin embargo, pocas veces he percibido un cambio tan acelerado, tan transversal y, sobre todo, tan determinante como el que está impulsando la inteligencia artificial. La IA no es una moda tecnológica ni una tendencia pasajera: es el nuevo lenguaje de la competitividad, el factor que definirá quién lidera y quién queda atrás en la economía del futuro.
Esta convicción volvió a hacerse evidente durante el desayuno informativo Club Cámara celebrado en el Palacio de Santoña bajo el título “Contribución de la inteligencia artificial en las decisiones estratégicas y el liderazgo empresarial”, donde tuve la oportunidad de dialogar con Juan José Cano, presidente de KPMG en España. Un encuentro que reunió a directivos de primer nivel y generó un espacio de reflexión sobre el papel real de la IA en nuestras instituciones y empresas.
Desde el inicio de la conversación quedó claro algo que compartimos plenamente: la verdadera transformación que está provocando la inteligencia artificial es, a partes iguales, tecnológica y cultural. Juanjo lo expresó con claridad: no estamos ante una herramienta más, sino ante un cambio de mentalidad que exige revisar cómo tomamos decisiones, cómo lideramos y cómo organizamos el talento. En sus palabras resonaba una idea clave: no hay transformación digital sin transformación humana.
Muchas organizaciones ya utilizan la inteligencia artificial para automatizar tareas y mejorar la eficiencia. Y es un paso necesario. Pero, como señalábamos en el diálogo, el auténtico valor de la IA no está solo en ahorrar tiempo, sino en ganar visión. En transformar los datos en conocimiento, y el conocimiento en decisiones más acertadas. Ese es el salto cualitativo que marcará una diferencia real en términos de competitividad.
A partir de la experiencia de KPMG, Juanjo destacaba que los proyectos de IA realmente transformadores son aquellos que se abordan con propósito, que no buscan únicamente implementar tecnología, sino redefinir procesos, roles y modelos de liderazgo. La IA es un catalizador, pero la estrategia es el motor.
Resultó especialmente revelador conocer cómo una gran firma como KPMG está incorporando la inteligencia artificial en todos sus servicios y áreas de trabajo. Su propia experiencia de transformación demuestra que la IA no solo modifica la relación con los clientes, sino también las dinámicas internas, la colaboración entre equipos y la cultura corporativa. Juanjo lo explicó de manera sencilla: la IA multiplica la capacidad profesional de cada empleado, pero exige una organización más flexible, más orientada al dato y más preparada para aprender continuamente.
Este testimonio es valioso porque muestra algo esencial: no hay organizaciones inmunes a la transformación que la IA nos exige. Ni siquiera las que acompañan a otras en ese proceso.
Un proyecto pionero: la Estrategia de IA de la Cámara de Comercio de Madrid. Precisamente por esta razón decidimos trabajar con KPMG en la definición de una estrategia de inteligencia artificial para la Cámara, un proyecto que marca un antes y un después en nuestra modernización institucional. Lo hicimos con una premisa clara: la innovación solo es sostenible si es responsable. Por eso dimos un peso central a la gobernanza ética, segura y confiable de la IA.
En el marco del proyecto Spark Cam 2027 se han identificado más de 150 casos de uso y priorizado 12 iniciativas de alto impacto, entre ellas una prueba de concepto basada en IA generativa para la automatización de contratos. Más allá de la tecnología, lo más relevante es el aprendizaje: la transformación es posible cuando se combina visión estratégica, responsabilidad y voluntad de cambio.
Productividad y talento
Uno de los puntos que más interés generó en el encuentro fue la capacidad de la IA para impulsar la productividad, una asignatura pendiente en la economía española desde hace décadas. Aquí sí estamos ante una oportunidad histórica. La IA permite liberar talento de tareas repetitivas, mejorar la cadena de valor, anticipar escenarios y acelerar procesos críticos. Las empresas que adopten estas herramientas de forma estratégica verán multiplicada su capacidad competitiva.
En la Cámara coincidimos plenamente con una de las ideas centrales que surgió en el diálogo: el reto del talento es la piedra angular del cambio. La IA abre oportunidades extraordinarias, pero también plantea dos desafíos inmediatos. Por un lado, la necesidad de atraer y fidelizar perfiles capaces de sacar el máximo partido a estas tecnologías. Por otro, la incertidumbre que experimentan muchos trabajadores ante la posible automatización de sus tareas. Lejos de ignorar esa inquietud, debemos abordarla con transparencia y formación. La IA no viene a sustituir el talento humano, sino a expandirlo. Y las organizaciones que consigan transmitir esta idea serán las que logren integrar esta tecnología con éxito.
Si algo deja claro la conversación con Juanjo Cano es que estamos ante un cambio profundo y estructural. El liderazgo del futuro será un liderazgo que integre datos, intuición, ética e innovación. Un liderazgo que no tema a la tecnología, sino que la utilice para crear organizaciones más humanas, más ágiles y más sostenibles.
Desde la Cámara de Comercio de Madrid seguiremos impulsando este camino. Nuestro compromiso es claro: que la inteligencia artificial no solo transforme procesos, sino que transforme oportunidades para todas las empresas madrileñas.
Porque, en este momento decisivo, no se trata de adaptarse a la IA. Se trata de liderar con ella
