Esto sucede en un contexto marcado por una acusada contracción en el mercado de capital de riesgo a causa del aumento de los tipos de interés y la posterior restricción de la liquidez. Como consecuencia, en 2022, la inversión general de capital riesgo en todas las industrias cayó un 53%, mientras que la inversión en startups de energía limpia aumentó un 10% en el mismo periodo.
Los principales catalizadores de este auge de la inversión del capital riesgo en energías verdes han sido la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en Estados Unidos y la Ley de Industria Neta Cero de la Unión Europea. Ambas pretenden reducir la burocracia en torno a la regulación y aumentar las subvenciones para soluciones energéticas limpias, con un gran potencial para amplificar el interés de los inversores en el sector en estas regiones.
“La financiación del capital riesgo a empresas emergentes de energías limpias está alcanzando máximos históricos a pesar de los efectos de una serie de presiones económicas, como el COVID-19, las crecientes tensiones geopolíticas, la escasez de liquidez de capital riesgo y la subida de los tipos de interés”, explican los expertos de Oliver Wyman que han elaborado el informe. “Esta tendencia de crecimiento de la inversión del capital riesgo en energías limpias refleja que las nuevas soluciones propuestas para facilitar una transición energética serán una prioridad para los inversores en el futuro”, añaden.
El estudio de Oliver Wyman analiza el flujo anual del capital de riesgo a más de 800 empresas emergentes que aportan soluciones al mercado de la energía (desde la generación y las operaciones de la red hasta el almacenamiento y la contabilización de las emisiones de carbono) y permiten la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles. El análisis también identifica qué tecnologías resultan más prometedoras para los inversores.
Inversiones concentradas en baterías y energías renovables
La tecnología de las baterías se consolida como una de las más atractivas para el capital riesgo. Esto surge de la necesidad de desarrollar soluciones que permitan el almacenamiento descentralizado a gran escala para poder ampliar así la disponibilidad de energía renovable y lograr que sea menos intermitente y más estable. Así, en el año 2022, el capital riesgo llegó a invertir 5.000 millones de dólares en empresas que desarrollan tecnología de baterías para cumplir con este fin.
“La energía solar y la eólica, aunque son tecnologías más maduras, aún deben superar su problema de intermitencia mediante soluciones de almacenamiento. Esta es una de las razones por las que más de dos tercios de la financiación mundial de capital riesgo para energías limpias en 2022 se destinó a baterías, almacenamiento y energías renovables”, explican desde Oliver Wyman.
En cuanto a inversión en otras tecnologías de energías renovables, se triplicó pasando de 1.000 millones de dólares en 2021 a 3.000 millones en 2022.
Por otra parte, la inversión del capital riesgo en startups dedicadas a la producción de combustible, productos y servicios impulsados por hidrógeno o energía generada por hidrógeno, aumentó hasta 550 millones de dólares en 2022, frente a los 70 millones de 2019, lo que refleja un ritmo de crecimiento importante y constante, aunque a nivel global siga suponiendo una cifra inferior respecto a otras tecnologías como las baterías y las energías renovables.
Durante estos últimos tres años, la inversión en obtención y almacenamiento de carbono también aumentó, pasando de los 100 millones de dólares aproximadamente a los 600 millones de dólares, lo que apunta a un aumento de la confianza en que esta tecnología será un elemento clave en la transición energética.
Otra de las nuevas tecnologías que atrae el dinero del capital riesgo es la fusión. “Aunque todavía no se puede garantizar su eficacia, las recompensas podrían ser considerables a largo plazo”, asegura el informe de Oliver Wyman. La inversión en tecnología de fusión alcanzó un máximo de 2.500 millones de dólares en 2021, impulsada en gran medida por dos operaciones de gran tamaño. Sin embargo, en 2022 vio reducida la inversión total anual para fusión a 500 millones de dólares.
Por su parte, las presiones a nivel mundial para que las empresas informen sobre las emisiones que generan durante el desarrollo de su actividad ha favorecido la inversión en aquellas startups que, desde 2020, desarrollan herramientas para la recopilación de datos de emisiones, análisis y contabilidad. En concreto, ha pasado de menos de 10 millones de dólares en 2019 a aproximadamente 150 millones de dólares en 2022. Este es el caso en Europa, con la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD).
EE.UU. y Europa, las regiones que más invierten en energía limpia
El capital riesgo norteamericano fue el principal impulsor de la inversión en energías limpias en 2022, aportando 7.000 millones de dólares, alrededor del 57% del total anual. La cifra se compara con los 5.500 millones de dólares de 2021.
Europa fue la otra región predominante en inversiones en startups de energías limpias, con un total de 3.500 millones de dólares en 2022. La necesidad de aumentar la eficiencia energética para reducir el elevado precio de las facturas eléctricas provocadas por la pandemia y la guerra de Ucrania ha ofrecido a los inversores nuevas oportunidades en mercados energéticos fragmentados y descentralizados.
Norteamérica y Europa sumaron el 85% de la financiación total a nuevas empresas de energía limpia en 2022. En otros continentes como China, la inversión de capital riesgo en startuos del sector aumentó de 300 a 700 millones de dólares entre 2019 y 2021 y, en 2022, volvió a aumentar más del 71%, hasta los 1.200 millones de dólares, por la expansión de las energías renovables. Por su parte, Japón y Australia también participaron activamente en Asia-Pacífico, con lo que el total de la región ascendió a 1.700 millones de dólares, casi el 14% del total del año anterior.
Alianzas de beneficio mutuo
En el camino hacia la energía neta cero, las empresas energéticas se enfrentan a una necesidad de innovación sin precedentes, lo que pone bajo presión muchos modelos de negocio tradicionales. Por ello, como solución, se ha propuesto la alianza de las empresas energéticas consolidadas con empresas jóvenes e innovadoras como las startups.
Las razones para llevar a cabo esta asociación son claras: las startups podrían ayudar a las empresas ya consolidadas a obtener un alto nivel de innovación y a transformar su cultura corporativa para atraer talento joven experto en I+D, mientras que las empresas consolidadas les proporcionarían las bases de clientes, el personal y la capacidad necesarios para llevar a cabo los proyectos con rapidez y con el menor riesgo posible.
A medida que avanza la transición energética a energías limpias, las grandes empresas energéticas deben tratar de diferenciarse de la competencia con modelos de negocio ecológicos innovadores que tengan el potencial de desbloquear nuevas fuentes de valor. Y esto es posible con la creación de ecosistemas basados en asociaciones internas o externas con estas startups de energías renovables, según concluye el análisis de Oliver Wyman.