Después de decir eso, cualquier cosa es posible, o al menos, hay que entender que este señor es capaz de cualquier cosa y ni le importa mentir o faltar a la verdad con tal de aguantar en él machito, como se dice vulgarmente. Y es que, como se comprueba una y otra vez, Sánchez, pasa de los ciudadanos y de cualquier otro poder que no sea el suyo. El Legislativo no cuenta porque sus secuaces, dirigidos por Armengol hacen y deshacen sin tener en cuenta ni los mas mínimos principios democráticos; con el judicial ya vemos lo que pasa: solo el reducto del TS resiste los ataques del sanchismo y a qué precio
Así no es de extrañar que en la sesión de control haya desfilado una vez mas, defendiendo que él nunca miente y que su gobierno es el de la verdad. En concreto, Sánchez, siguió defendiendo la inocencia de García Ortiz y en un alarde de chulería señaló que “acata el fallo del Tribunal Supremo”, pero se mostró “convencido de que el tiempo pondrá las cosas en su sitio” porque “España y Europa cuentan con sistemas judiciales garantistas”. Además, puso en valor que el Gobierno ha actuado como marca la ley al proponer ayer a Peramato como fiscal general del Estado, “una mujer de dilatada trayectoria, reconocida, independiente, rigurosa y feminista”.
“Eso de pedir perdón por decir lo que uno piensa”, prosiguió, “le pasará a usted, a mí no me pasa. Entre la verdad y la mentira, este Gobierno va a estar siempre con la verdad; entre periodistas que excusan en su testimonio en la Sala Segunda del Supremo al fiscal general del Estado y el jefe de gabinete de la señora Ayuso que dice que efectivamente mintió para propagar un bulo y poder cubrir las vergüenzas de la pareja de Ayuso, este Gobierno y yo mismo estamos siempre con la verdad”, añadió Sánchez, que desató las risas en las bancadas del PP.
Curiosamente, todo esto se puede volverá en su contra y forzarle a tomar una decisión que no quiere tomar ni en pintura, pero resulta que su ex mano derecha, Ábalos le puede jugar una mala pasada sin, prácticamente hacer nada. Como se sabe este jueves tendrán lugar la vistilla del ex ministro y su adjunto, y concurre la posibilidad de que el Supremo se decante por el ingreso en prisión provisional de Ábalos, lo que abriría un escenario institucional inédito. Según establece el Reglamento del Congreso, la entrada en prisión preventiva de un diputado conlleva la suspensión automática de sus derechos y deberes parlamentarios, lo que significa que Ábalos perdería de inmediato la capacidad de votar, intervenir en el hemiciclo o participar en la actividad parlamentaria.
Ello se especifica en el segundo apartado del artículo 21 del Reglamento, donde se señala que «los diputados y diputadas quedarán suspendidos en sus derechos y deberes parlamentarios cuando, concedida por la Cámara la autorización objeto de un suplicatorio y firme el Auto de procesamiento, se hallaren en situación de prisión preventiva y mientras dure esta».
Lo,que se traduce en que el escaño quedaría «congelado», sin posibilidad de uso, pero tampoco podría ser ocupado por un sustituto.
Es mas, mientras dure el procedimiento judicial, el escaño permanecería sin actividad ni sustitución, lo que puede alterar de forma significativa la aritmética parlamentaria en un momento político especialmente ajustado abriéndose el debate sobre modificar o no las mayorías en la Cámara al no haber 350 diputados, sino 349, puesto que la coalición dejaría de ser autónoma y estaría a los pies de la oposición.
