Por un lado, el debilitamiento de la economía británica pone presión al Banco de Inglaterra para bajar los tipos más rápidamente de lo que se esperaba. Por otro, los planes fiscales del Gobierno supondrán unas necesidades de financiación elevadas, presionando al alza la rentabilidad de la deuda pública y atrayendo flujos de inversión, lo que debería dar cierto soporte a la divisa. Con todo, en el actual entorno de elevada volatilidad geopolítica, nuestra expectativa es que la libra se deprecie paulatinamente hacia final de año frente al euro
La esterlina se ha depreciado en lo que va de año desde 0,83 libras por euro hasta los niveles actuales en torno a 0,85; tras tocar 0,87 en abril. Este debilitamiento se dio en un contexto de cierta resiliencia macroeconómica en la eurozona; presiones fiscales en Reino Unido; e incertidumbre comercial global. Las perspectivas de política monetaria en ambas economías apuntan a una depreciación de la libra en próximos trimestres.
En Reino Unido, la caída del empleo en los últimos meses y la moderación salarial apuntan a una demanda interna más débil, y deberían continuar reconduciendo una inflación que, no obstante sigue por encima del objetivo. El mercado espera que el BoE, recorte los tipos dos veces más en 2025 y una en 2026.En la eurozona, la inflación se sitúa ya cerca del objetivo y las presiones salariales y de márgenes se moderan. Por otro lado, el impacto de la incertidumbre comercial global es mayor, y aunque la actividad no termina de ganar tracción, el mercado espera que el BCE baje tipos solo una vez más en este ciclo de bajadas.
Por otro lado, las crecientes necesidades de financiación del sector público británico deberían atraer flujos inversores. También supondrán que la prima por plazo británica se mantenga elevada, presionando al alza la rentabilidad de la deuda pública a largo plazo. Así, el diferencial de tipos soberanos frente al euro (importante directiz del cruce) seguirá incentivando la llegada de aquellos flujos inversores que buscan una mayor rentabilidad. Todo ello debería dar cierto soporte a la libra.
El aumento del gasto británico en defensa, sanidad y vivienda se financiará en parte con deuda. Aunque este gasto, si se ejecuta eficientemente, podría aumentar el crecimiento potencial, el reducido margen fiscal obliga a compensarlo con recortes en otras partidas o próximas subidas de impuestos, limitando su efecto neto. En la eurozona, las perspectivas fiscales son mejores: aunque el giro fiscal en Alemania (reforma constitucional, mayor inversión en defensa) ha presionado al alza la rentabilidad de la deuda soberana, las finanzas públicas continuarán saneadas. Además, las primas de riesgo periféricas se han reducido en las últimas semanas.
En línea con el consenso de mercado, esperamos una ligera depreciación de la libra, para situarse en un rango entre 0,86 y 0,89 libras por euro a finales de 2025.