Las entidades financieras tenían al cierre de agosto 37.401 millones de euros en operaciones dudosas, es decir, con tres cuotas de amortización mínimas sin cobrar. Supone un 3,33% de los 1,12 billones que manejan en financiación de clientes, ligeramente superior al 3,31% del mes previo, pero la tasa se mantiene muy controlada. Compara positivamente frente al 3,5% con que concluyeron el pasado año cuando esa exposición dañada alcanzaba los 38.768 millones y habría que remontarse al año 2008 para encontrar un comportamiento del ratio similar, cuando se situó en el 3,29%, según las estadísticas del Banco de España.
La crisis financiera que estalló por entonces disparó los impagos, sobre todo en compañías constructoras e inmobiliarias, anegando los balances de la banca de activos tóxicos e inmuebles adjudicados que auparon el ratio de morosidad hasta un máximo del 13,77% a finales de 2013, cuando el volumen de crédito dudosos superaba los 191.780 millones. Fue entonces cuando se creó la Sareb o banco malo para ayudar a la banca a desalojar la exposición dañada de los balances y mejorar así su solvencia y fiabilidad de cara a los mercados.
El Banco Central Europeo (BCE) ha subido los tipos de interés desde el 0% al 4,5% desde julio de 2022 para frenar la inflación, desbocada con la guerra en Ucrania. Sin embargo, el ratio de morosidad ha ido a la baja frente al 4,21% que marcaba a finales de 2021, cuando el euríbor fijó su mínimo histórico en el -0,502%.
En los establecimientos financieros de crédito el ratio se situó en agosto pasado en el 6,70%, con 2.862 millones de euros en crédito calificada como dudosa. El ratio ha descendido desde el 7,18 y 7,25% que había marcado en abril y mayo, cuando dicho saldo superaba los 3.000 millones, pero en todos los casos continúa muy controlado.