En concreto, la organización considera que la eficacia de los contratos fijos-discontinuos, una fórmula cuyo uso se ha disparado de forma exponencial en España a raíz de la última reforma laboral aprobada por el Gobierno en 2021 es «aún incierta», por lo que señala la necesidad de llevar a cabo una supervisión continua y una regulación potencialmente más estricta para garantizar nuevos avances en el mercado laboral español.
Ello no es óbice para que en su informe ‘Perspectivas de Empleo 2023’ publicado este martes, la entidad considere que la norma «contribuye a mejorar la calidad del empleo en España» y destaca que más de un año después de su entrada en vigor, el número de contratos temporales se ha reducido en un 30% y la mayoría de los nuevos que se firman son indefinidos, recortando la desproporción de contratos temporales entre el país y otros de la organización.
De acuerdo con el documento la proporción de nuevos empleos con contratos temporales fue menor que en el cuarto trimestre de 2019 en veinte de los veintiocho países analizados, pese a la debilidad de la economía y la presión de los precios y del alza de tipos sobre la economía. Así, en el conjunto de países el porcentaje de contratos temporales pasó del 49 al 46%, registrando los mayores descensos Noruega, España, Suecia, la República Eslovaca e Irlanda. En el lado opuesto se situaron Lituania e Islandia que, con todo, venían de niveles de temporalidad muy bajos.
En el caso español en concreto, la organización con sede en París pone en evidencia que España sigue siendo, con diferencia, el país que registra una tasa de paro más elevada (12,7% en mayo), muy superior a la media de los miembros, que era del 4,8% ese mismo mes, y advierte de que el nivel de desempleo se mantendrá en un nivel «relativamente alto».
El ente apunta además a que el salario real (si se descuenta el efecto de la inflación) por cada hora trabajada ha descendido un 4% en nuestro país desde finales de 2019, justo antes de que estallara la crisis de la Covid-19, hasta el primer trimestre de este año, cuando en el conjunto de estados que engloban la organización ese descenso se ha limitado al 2,2%. Por otro lado -y ahora que los bancos centrales han dejado claro que seguirán adelante con las subidas de tipos de interés el tiempo que sea necesario hasta controlar la inflación- el estudio pone énfasis en que el endurecimiento de la política monetaria que viene produciéndose desde comienzos de 2022, tendrá un impacto negativo en la inversión privada y frenará el crecimiento de las principales economías del planeta.
Todo esto se traducirá, al final, en un ligero incremento de la tasa de paro en el conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que pasará del 4,9% al que despidió el pasado ejercicio hasta 5,2% al cierre del próximo. En concreto, prevé que los mayores incrementos en el nivel de desempleo se produzcan en Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos.
El documento también hace un análisis sobre el impacto de la Inteligencia Artificial en el mercado de trabajo de los socios que componen la organización. En el caso de España, calcula que alrededor de un 28% del empleo se encuentra en ocupaciones con «elevado riesgo de automatización», un porcentaje que se sitúa ligeramente por encima del 27% para el conjunto de la OCDE. Si bien pone en valor que se trata precisamente de uno de los pocos países miembros que está financiando una estrategia global de competencias a nivel estatal que se enfoca en las competencias digitales y cognitivas necesarias.