Es una de las ideas recogidas en el último Papeles de Economía Española, publicación editada por Funcas, que reflexiona sobre los desafíos de la educación superior en España, como la digitalización, la inteligencia artificial, la naturaleza del trabajo, el envejecimiento de la población así como problemas tradicionales como la financiación y la gobernanza.
En el monográfico, titulado “Desafíos y oportunidades para el futuro de la educación superior”, Lacuesta, Martínez-Matute, Sainz y Sanz analizan los cambios en la oferta universitaria ante la nueva naturaleza de los trabajos y muestran diferentes indicadores de demanda y oferta de titulaciones que son coherentes con un incremento de los desajustes entre ambas, especialmente tras la crisis sanitaria. Los autores demuestran con datos sobre España que la demanda de los estudios universitarios se determina en parte por las expectativas de los ingresos. Como reacción a la heterogeneidad en ingresos futuros de los distintos grados, las notas de corte (un indicador del incremento de la demanda) aumentaron para los estudios con salarios esperados más altos.
Por el contrario, la oferta de plazas de las universidades públicas no se modificó con respecto a los resultados esperados de cada tipo de estudios en el mercado laboral. Este potencial desajuste entre oferta y demanda se ve agravado por la estrategia de las universidades de aumentar el número de carreras ofrecidas sin incrementar las plazas de los estudios con exceso de demanda.
El artículo de Jimeno y Lamo analiza en qué tipo de estudios se debería invertir más, para aprovechar las complementariedades entre las nuevas tecnologías y el capital humano. El impacto del cambio tecnológico sobre el empleo depende de la complementariedad de los perfiles laborales con la robótica y la IA. Esta complementariedad entre la tecnología y la mano de obra es mayor para los trabajadores cualificados que para los no cualificados. El empleo y los salarios subieron más en las ocupaciones con una proporción relativamente más alta de trabajadores jóvenes y cualificados. Los autores apuntan que será vital vigilar los datos de cerca para observar los cambios rápidos que se producen y para garantizar que los sistemas educativos cuentan con suficiente flexibilidad para responder tan rápido como se observen dichos cambios, de este modo se podrá aprovechar todo el potencial de la IA y mitigar sus consecuencias negativas.
La interacción entre universidad y mercado laboral también centra el artículo de Conde-Ruiz, Ganuza, García y Victoria, que analizan la evolución de la demanda de estudios universitarios en España en las últimas tres décadas y constatan importantes diferencias de género en la elección de los grados. Los autores han elaborado una serie de índices que son un primer paso para entender el nivel de exposición de los grados universitarios al cambio tecnológico, permiten ordenar los estudios según el grado de amenaza o complementariedad con la digitalización y la IA y son informativos tanto de la posibilidad de encontrar empleo como del salario de los diferentes estudios.
El artículo presenta dos grandes conclusiones. La primera, respecto a las brechas de género, que las mujeres están sobrerrepresentadas en los estudios relacionados con la salud y, en general, con todos los estudios englobados en la economía de los cuidados, mientras que están infrarrepresentadas en grados científicos, ingenierías y arquitectura. La baja proporción de mujeres en estudios STEM es preocupante porque esta no ha variado en las últimas dos décadas y porque, dado que los estudios STEM tienen ventajas en términos de inserción laboral y salarios futuros, puede estar detrás de las brechas de género en el mercado laboral e, incluso, tender a amplificarlas. La segunda conclusión es que debemos centrarnos en la calidad en lugar de en la cantidad: España tiene una posición de relativo liderazgo en Europa respecto al número de estudiantes universitarios, por lo que los esfuerzos deben estar focalizados en elevar la calidad de los estudios superiores y mejorar la interacción con el mercado laboral.
El monográfico también aborda cuestiones como la financiación, los recursos o la inversión en la universidad. Montalvo y Montalbán Castilla señalan que, en los últimos años, la inversión privada en las universidades españolas se ha disparado. Recuerdan, por ejemplo, que en 2018, en una operación inédita en España, el fondo de inversión Permira compró la Universidad Europea de Madrid por 770 millones de euros y unos meses después, la gestora de fondos de capital riesgo CVC adquirió la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX) por 1.100 millones. En abril de 2024, Permira vendió el 30% de la Universidad Europea por 2.200 millones. CVC valora la venta de la UAX por 2.000 millones.