Esos resultados, que la han convertido en la petrolera más rentable del mundo, han sido atribuidos a la subida en los precios por la guerra en Ucrania y la mayor demanda tras la pandemia. Ya en 2021 obtuvo una ganancia neta de 110.000 millones, lo que supuso duplicar su beneficio respecto a 2020, que fue de 49.000 millones.
Aramco atribuyó el aumento de sus ingresos netos a «precios más sólidos del crudo, mayores volúmenes vendidos y mejores márgenes para productos refinados», y aseguró que «continuará fortaleciendo su capacidad de producción de petróleo y gas, así como su cartera de «downstream» (refinado) para satisfacer la demanda», según un comunicado de la empresa.
Su presidente ejecutivo, Amin Nasser, aseguró en la nota que este «rendimiento financiero récord» en 2022 tuvo lugar porque «los precios del petróleo se fortalecieron debido al aumento de la demanda en todo el mundo». «También continuamos centrándonos en nuestra estrategia a largo plazo, desarrollando la capacidad y habilidad a lo largo de la cadena de valor con el objetivo de abordar la seguridad energética y la sostenibilidad», agregó.
Según el comunicado, el gasto de capital de la petrolera saudí en 2022 fue de 37.600 millones de dólares, un aumento del 18 % desde 2021, una cifra que Aramco espera elevar a aproximadamente 45.000 millones y 55.000 millones de dólares en 2023, «incluidas las inversiones externas, con un gasto de capital que irá aumentando hasta mediados de la década, indicó al compañía. La empresa subrayó también que su flujo de caja libre alcanzó un récord de 148.500 millones de dólares en 2022, en comparación con los 107.500 millones en 2021.
Por otro lado, la petrolera declaró un dividendo de 19.500 millones para el cuarto trimestre de 2022, que repartirá en el primer trimestre de 2023. «Esto representa un aumento del 4 % en comparación con el trimestre anterior, alineado con la política de dividendos de la empresa, que apunta a entregar un dividendo sostenible y progresivo», añadió la petrolera.
La nota destaca que en febrero de 2022 cerró, entre otras inversiones, un «acuerdo de infraestructura energética» que resultó en un consorcio de inversionistas que adquirió una participación del 49 % en una subsidiaria recién formada, que es Aramco Gas Pipelines Company (AGPC), por 15.500 millones de dólares.
El gigante saudí anunció, asimismo, el inicio de la construcción de una nueva planta de petroquímicos en Corea del Sur, con inversiones valoradas en 7.000 millones de dólares y con capacidad de producir 3,2 millones de toneladas al año, y que se espera que sea operativa en 2026.
Nasser afirmó que en línea con esa estrategia de su compañía, el mayor contribuyente al producto interior bruto (PIB) del reino árabe, seguirá incrementando sus inversiones en petróleo y gas, así como en la industria petroquímica. «Dado que anticipamos que el petróleo y el gas seguirán siendo esenciales en el futuro previsible, los riesgos de una inversión insuficiente en nuestra industria son reales, incluida la contribución a precios de energía más altos», recalcó.