Tras el fuerte dinamismo de 2023, los elevados tipos de interés pesan sobre la producción y las ventas de vehículos. Las interrupciones del suministro derivadas de los ataques a buques en el Mar Rojo siguen siendo un riesgo para el sector.
En Europa, donde la producción de automóviles crecerá al 1,6% en 2024, la aseguradora de crédito previene de un incremento de las insolvencias y los impagos entre los pequeños y medianos proveedores. El abandono de los motores de combustión interna ha empezado a remodelar la industria y su estructura competitiva en Europa. Muchos proveedores tier 2 y 3 podrían carecer de los medios tecnológicos o financieros para mantenerse en la cadena de valor.
En muchos mercados avanzados, las condiciones crediticias siguen siendo restrictivas y los consumidores contienen el gasto a pesar de la normalización de la inflación y la recuperación gradual de los salarios reales. A largo plazo, los mercados emergentes asiáticos liderarán el crecimiento de la producción mundial. La baja densidad de vehículos en países como China o India deja un amplio margen de crecimiento impulsado por el aumento de las clases medias. Además de los mercados emergentes, las políticas de reducción de CO2 y las nuevas tecnologías como la conducción autónoma impulsarán el futuro del sector mediante el lanzamiento de nuevos modelos y gamas, la bajada de precios o los incentivos a la compra. De acuerdo con las previsiones contenidas en el informe, las ventas mundiales de híbridos y vehículos eléctricos representarán el 59% del total en 2030, frente al 10% en 2020. En China, esta transición mantiene un fuerte impulso y las exportaciones chinas de vehículos eléctricos se están acelerando, lo que ha aumentado el riesgo de fricciones comerciales. Mientras Estados Unidos ha levantado barreras a los vehículos eléctricos y las baterías chinas, la Unión Europea ha iniciado una investigación sobre supuestas subvenciones estatales a los vehículos chinos y amenaza con imponer aranceles.
Las principales amenazas para el desempeño de la automoción están vinculados a riesgos geopolíticos y demográficos. Por un lado, el sector depende de una red mundial de proveedores y es vulnerable al proteccionismo, los aranceles y las interrupciones del suministro; por otro, el envejecimiento de la población implica una disminución de la demanda futura. Además, las empresas tecnológicas y de nueva creación están perturbando el mercado de los vehículos eléctricos y creando nuevos competidores para la fabricación tradicional de automóviles. En ese contexto de cambio, el tejido productivo se enfrenta a la obsolescencia de miles de proveedores que en la actualidad fabrican componentes relacionados con los motores de combustión.