Si uno reflexiona con cierta frialdad sobre le devenir político de estos meses podrá apreciar como la actividad propagandística es la que mas tiempo ocupa en los informativos de radio y televisión, así como en las tertulias de estos medios y como consecuencia es la que mas titulares hace llegar a las redes y controladores de contenido, repitiendo hasta la saciedad los mensajes diseñados por los estrategas monclovitas.
Si pasamos revistas a la actualidad teóricamente política de estos últimos días resulta que se ha hablado de los menas, de la iglesia y sus indemnizaciones a los implicados en maltratos sexuales, de la inexplicable detención del musico Cano, etc. Es decir, cada día tiene su afán para que nos ocupemos lo menos posible del acoso y derribo de la Justicia a través de la Fiscalía y del Constitucional, del manejo en interés propio llevado a cabo por la mujer del presidente, de los trapicheos y corruptelas, de la desaparición de los delitos mas graves cometidos contra el Estado en Andalucía y Cataluña, que resulta, ¡oh maravilla¡ que nunca existieron y que tendremos que pedir perdón e indemnizar a los en su día la Justicia de verdad juzgo y condeno, etc.
Y para colmo va la selección de futbol y hace la machada de clasificarse para la final de la Eurocopa, con lo que ya tenemos disculpa para no hablar de doña Bego, don Pedrito y el inefable triministro que sabe y entiende de todo.
A lo que hay que sumar el ambiente vacacional que hace que la voluntad de seguir los temas se relaje unos cuantos grados y entremos en una especia de paz romana en la que lo importante es lo superficial, el día a día del chiringuito de la playa y que me dejen en paz que ya llegara el invierno.
Mientras tanto, la propaganda de España va somo un cohete, el empleo no para de crecer, y la jornada laboral se reducirá, porque lo dice la vicepresidenta comunista y los sindicatos que no pagan a nadie sino que dicen de las subvenciones es lo que quieren,
Y aquí no pasa nada, salvo que los jueces siguen defendiendo los últimos bastiones del estado de Derecho cual “Blases de Lezo” modernos