No es casualidad que esto haya ocurrido después de que las tensiones entre Irán e Israel se hayan mitigado, al menos temporalmente. Si bien los mercados de swaps no alteraron en exceso la cantidad de recortes que descontaban para este año cuando comenzó esta última contienda en Oriente Medio, la amenaza inflacionista del petróleo parece haberse disipado, por el momento, lo cual se ha visto reflejado en la reciente caída del Euríbor.
Esta semana los datos de PMI de junio de actividad empresarial en la eurozona han sorprendido ligeramente a la baja y siguen reflejando un estancamiento y la incertidumbre persistente que está generando la contienda arancelaria entre las empresas. También hemos recibido algunos comentarios de miembros del BCE abogando por una política monetaria aún más acomodaticia en la eurozona. Mario Centeno, miembro del Consejo de Gobierno, apuntaba que la zona euro necesita más estímulo para alcanzar el objetivo inflacionario del 2% de manera estable. Villeroy, por su parte, adelantaba que el BCE podría recortar tipos en los próximos seis meses, lo cual casa con la expectativa que tiene el mercado de que se producirá un recorte más antes de final de año.
Desde Ebury, compartimos esta expectativa, y creemos que el BCE se tomará todo, o casi todo el verano, para valorar la situación arancelaria, antes de tomar una decisión sobre los tipos. Por ello, en ausencia de grandes sorpresas, podríamos observar como el Euríbor a 12 meses se asienta sobre una meseta durante el verano y hasta que el BCE esté preparado para flexibilizar, por última vez en este ciclo, su política monetaria.