La evolución que registró el mercado laboral a lo largo de los tres primeros trimestres de 2022, ha sido el mejor motor con el que han contado las familias españolas para recuperar sus niveles de riqueza. Pese a que la renta de las familias ya se encontraba muy tocada por los efectos derivados de la pandemia y de la guerra de Ucrania, este impulso procedente de las nuevas contrataciones en el mercado laboral, ha sido la tabla de salvación de las finanzas familiares, durante buena parte del pasado año.
Sin embargo, según se recoge en el próximo informe de Economía española de CaixaBank Research, este motor laboral ha sido insuficiente para mantener el impulso de los ingresos domésticos, especialmente a partir de la segunda mitad del pasado año. Ha sido a partir del tercer trimestre de 2022, cuando se ha producido una acusada caída de la tasa de ahorro de las familias. Hasta entonces los hogares españoles habían continuado ahorrando por encima de lo que ahorraban antes de la pandemia.
No obstante, el brío que fue mostrando el mercado de trabajo durante buena parte del año pasado, presentó síntomas de agotamiento en los tres últimos meses del ejercicio. La inflación, que en los meses del verano pasado registró máximos en varias décadas con niveles superiores al 10%, ha torcido el brazo a la fortaleza del mercado laboral español.
En el conjunto del año, el balance ha sido positivo, si bien la trayectoria ha ido de más a menos. España generó 278.900 empleos en 2022, según la Encuesta de Población Activa (EPA) lo que ha impulsado la renta bruta disponible de las familias, como lo demuestra que la remuneración de los asalariados creciese el 5,8% en el tercer trimestre del pasado año. Sin embargo, este incremento salarial, y consecuentemente, de la renta bruta disponible de las familias, se ha visto reducido por el pago de impuestos (ver gráfico adjunto). Según Caixabank Research, el peso tributario sobre las rentas salariales queda patente cuando se analiza la evolución de la renta previa al pago de impuestos y transferencias, que aumentó el 5,1% interanual, muy por encima del 1,6% una vez abonados los costes fiscales.
En paralelo con la evolución del mercado de trabajo en 2022, en el primer trimestre la tasa de ahorro, en porcentaje de la renta bruta disponible, fue del 10,1% y en el segundo trimestre del 8,4%, en ambos casos por encima del registro medio del 6,7% alcanzado entre los años 2015 y 2019. Sin embargo, ha sido en el tercer trimestre cuando esta tasa de ahorro ha seguido perdiendo fuelle hasta cotas del 5,7%, el peor registro alcanzado desde el tercer trimestre de 2018.
A la vista de estas cifras, el departamento de estudios de CaixaBank estima que la tasa de ahorro se ha podido situar el año pasado por encima del 6%, muy por debajo del 13,7% de 2021. Lo que es peor, para 2023 todo apunta a que las familias españolas sigan reduciendo gradualmente su ahorro por el impacto de la inflación, si bien de forma más suave que en 2022.
El consumo crecerá más del 5%, un ritmo que será difícil que alcance la renta de las familias, a pesar de que el crecimiento de los salarios será más dinámico y la revalorización del 8,5% de las pensiones, será insuficiente para compensar el incremento de los pagos por intereses tras la subida del euribor. Todo ello se traducirá en que la tasa de ahorro alcanzará este ejercicio una tasa inferior al promedio de 2015-2019 fijado en el 6,7%.
Estructura de la riqueza
Los depósitos bancarios siguen siendo el principal activo con el que cuentan las familias españolas, por lo que se mantiene la tendencia de los últimos años. Incluso incrementan su participación hasta el 38,5% del total (ver gráfico adjunto), 3 puntos por encima de los niveles del último cuarto de 2019.
Por el contrario, pierden peso los seguros y fondos de pensiones con el 12,7% del total, mientras que las participaciones en capital y fondos de inversión se estabilizaron en torno al 43% del total.