El sector ha puesto cifras a este impacto, con una reducción de la capacidad productiva equivalente a 80 millones de botellas por la disminución de la uva vendimiada en 2023.
Esta cifra supone el 31,5% de todas las botellas de cava expedidas en 2022, según los datos de la DO Cava, que agrupa al grueso del sector en España y que desde 2021 encadenaba récords de producción y ventas, pero en 2023 se topó con una cosecha un 30% inferior a lo habitual tras un 2022 ya seco.
El recorte inmediato de producción de cava no alcanza tal magnitud porque los elaboradores buscan alternativas como incrementar la compra de uva y vino base a más proveedores de los habituales, y el impacto en el mercado tampoco es directamente proporcional porque cada año se elaboran botellas con diversos tiempos de crianza, pero en cualquier caso esta añada sí habrá un recorte de la producción, como reconoció en diciembre el presidente de la DO Cava, Javier Pagés, que abrió la puerta a flexibilizar temporalmente algunas exigencias normativas «siempre que no afecten a la calidad».