Tendrá que hacerlo al tiempo que amplía sus capacidades de generación y transmisión para responder a la explosión de la demanda asociada a la electrificación progresiva de la actividad económica. La tasa de electrificación debería crecer del 20% de 2021 al 55% en 2050. De acuerdo con el último informe de Crédito y Caución, la transición energética para alcanzar las emisiones netas cero del sector eléctrico se ha intensificado, pero es insuficiente.
La energía procedente del carbón sigue siendo la fuente dominante de generación de electricidad y de emisiones de CO2 en el mundo. Sólo tres emisores (China, Estados Unidos e India) representan la mitad de las emisiones mundiales. Aunque a largo plazo se espera que el carbón como fuente energética se elimine drásticamente, la subida de los precios del gas derivada de la invasión rusa de Ucrania y la fuerte recuperación económica tras la pandemia han contribuido a un mayor uso de carbón para producir electricidad y a que sus emisiones hayan retomado una tendencia al alza en 2021 y 2022.
Para sustituir a la energía procedente de combustibles fósiles en la transición hacia la energía neta cero será necesaria una enorme expansión de la capacidad de generación de energías renovables, de las redes eléctricas y del almacenamiento en baterías. La electricidad generada las renovables se duplicará para la eólica y triplicará para la solar en los próximos cinco años. La reciente crisis energética desencadenó una aceleración de la inversión en generación de energías renovables, pero el déficit anual de inversión mundial sigue siendo grande, un 30% por debajo del calendario trazado para alcanzar las cero emisiones.
La innovación tecnológica es demasiado lenta. Mucho depende del desarrollo de la tecnología de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS) para la reducción de emisiones, que puede aplicarse a las centrales de carbón, gas natural y biomasa, pero también a otros sectores y aplicaciones como la industria pesada y la producción de hidrógeno. El fracaso en el desarrollo de CCUS podría requerir grandes cantidades de inversión adicional en capacidad de energía renovable para 2050.
Aunque las Administraciones Públicas han intensificado su apoyo a la transición energética, especialmente en Estados Unidos y la Unión Europea, la transformación del sector energético va con retraso, lo que no augura nada bueno para la consecución del objetivo global de emisiones netas cero. Para muchos de los países con mayores emisiones, sigue existiendo una brecha significativa entre el objetivo y las políticas anunciadas. De los catorce mayores emisores (responsables del 75% del total), sólo Brasil y Canadá tienen objetivos para 2030 sobre el sector eléctrico coherentes con la senda hacia las cero emisiones netas. Estados Unidos y Alemania aspiran a un 80% de energías renovables en el mix energético para 2030, pero sus perspectivas de cumplimiento son menos alentadoras. La mayoría de los demás países tienen objetivos poco ambiciosos y en la mayoría de los casos ni siquiera se acercan a alcanzarlos.