Recuerdan que los niveles de almacenamiento de gas de la UE eran más elevados de lo habitual a principios del segundo trimestre, de forma que en la actualidad los depósitos están llenos en un 60%. «Esto se debe en gran parte a un invierno 22/23 más cálido de lo habitual, que mantuvo el consumo bajo y redujo la necesidad de recurrir a las existencias».
Pero también al hecho de que tanto las empresas industriales como los hogares «redujeron drásticamente su demanda». Estos analistas dicen que las reservas de gas «relativamente elevadas» de la UE se encuentran ahora «en una buena posición de cara a la primavera, cuando los países suelen reponer existencias», por lo que creen que las economías de la zona euro no tendrán problemas en alcanzar el objetivo del 90% de almacenamiento para octubre.
Y en ello jugará un importante papel la diversificación del suministro. «La UE ha conseguido diversificar considerablemente su abastecimiento de gas natural desde que Rusia interrumpió en septiembre la mayor parte de su suministro a Europa», y actualmente «el 87% de las importaciones de gas de la UE proceden de países distintos de Rusia». Antes de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 el porcentaje se acercaba al 60%, comentan desde la firma británica de análisis.
EEUU y su gas natural licuado (GNL) han sido claves en la diversificación, pero también la intervención de Noruega y el aumento de sus importaciones a la UE. Así, y si se supone que el consumo este año será entre un 15% y un 20% inferior, «Europa no necesitará el gas que Rusia solía suministrar». Pantheon estima que las importaciones de gas de la UE «estarán por encima del consumo estimado», incluso si se asume que el resto del año las importaciones serán iguales que el nivel más bajo del año pasado. Pero la clave, dicen sus expertos, será precisamente mantener acotado el consumo. «El principal riesgo para esta perspectiva relativamente halagüeña del equilibrio entre la oferta y la demanda de gas es que aumente el consumo. Esto podría ocurrir fácilmente, al menos por cuatro razones».
En primer lugar, dicen, «un invierno frío aumentaría sustancialmente la demanda en el sector privado en comparación con el invierno 22/23, relativamente suave». En segundo lugar, «los hogares y las empresas podrían estar menos dispuestos a limitar el consumo por razones políticas que el año pasado». En tercer lugar, en la medida en que «los elevados precios fueron un factor clave de la contención del consumo» el año pasado, «los bajos precios actuales deberían elevar la demanda, al menos marginalmente». Y en cuarto lugar, «la escasa actividad del sector manufacturero frenó la demanda de energía el año pasado», pero «la economía no podrá contar con ello este año, sobre todo porque la actividad china está aumentando».
En cualquier caso, parece que la situación está ‘bajo control’. Al menos, así lo atestiguan los datos dados a conocer por Eurostat, la oficina estadística europea, que confirman que el consumo de gas en la UE se ha reducido un 17,7% en el periodo de agosto 2022-marzo 2023, en comparación con el consumo medio de gas en los mismos meses entre 2017 y 2022. El objetivo se había fijado en un 15%, por lo que se ha cumplido con creces.
Los datos muestran que la mayoría de los países de la UE alcanzaron el objetivo del -15%, a excepción de Eslovaquia (-1,0%), España (-10,8%), Polonia (-12,5%), Eslovenia (-13,8%) y Bélgica (-14,5%), que registraron descensos menores, y Malta (el menor consumidor de gas entre todos los miembros de la UE que lo utilizan), que en realidad experimentó un aumento del 12,7% entre agosto de 2022 y marzo de 2023. El consumo cayó más en Finlandia (-55,7%), Lituania (-40,5%) y Suecia (-37,2%), y en otros países de la UE el consumo cayó más allá del objetivo del 15%, en algunos por un amplio margen (por encima del 20%).
Aunque el del consumo no es el único riesgo que ven los analistas de Pantheon. También alertan de la posibilidad de que las importaciones no rusas «se vean limitadas, al desviarse el suministro de gas a países de Asia, que se recuperan ahora de la crisis económica». Se refieren a China, que ha abandonado su política de restricciones frente al Covid, lo que podría cambiar por completo el escenario. «Las importaciones chinas de gas natural se ralentizaron bruscamente el año pasado, pero la reapertura está impulsando ahora un repunte de la demanda energética y, suponemos, las importaciones de gas», afirman estos expertos. «La buena noticia es que los consumidores chinos de gas natural pueden sustituirlo por otras formas de energía, principalmente el petróleo, si los precios suben demasiado rápido».
De hecho, los estrategas de la firma británica creen que el precio del gas TTF holandés, de referencia en Europa, y que se mantiene bajo desde hace meses, «volverá a repuntar, a medida que se intensifique la competencia entre Europa y Asia».