Donald Trump ha ordenado una batería de aranceles. En esa mezcla hay un poco de todo: tasas al aluminio y al acero, gravámenes a los automóviles y sus partes y los llamados aranceles «recíprocos». El Banco Central Europeo (BCE) ha querido descifrar ese golpe comercial y la presidenta, Christine Lagarde, ofrece una cifra: «si todo lo anunciado se vuelve efectivo, los gravámenes comerciales de Estados Unidos sobre el negocio de la zona euro ascenderían a un 30%».
La banquera central, en la comparecencia posterior a la reunión del Eurogrupo celebrada en Varsovoa, ha deslizado que el shock que podría afrontar el bloque comunitario si la pausa anunciada por Trump llega a su fin es de enormes proporciones. Esto es así teniendo en cuenta que hace unas semanas, cuando ya estaban en marcha las tasas sobre el acero, el aluminio y los automóviles, el arancel medio al comercio europeo se situaba en un 3,5%.
Lagarde lleva meses destacando la necesidad de apostar por la negociación con Estados Unidos en lugar de escalar la guerra comercial, aunque el golpe infligido por Trump al comercio trasatlántico supera con creces cualquiera de los escenarios barajados por el banco central. En ese sentido, la presidenta de la autoridad monetaria señaló que monitorizan la evolución del mercado y velarán porque se mantenga la estabilidad financiera en la región. «El BCE siempre está listo para usar los instrumentos que tiene disponibles y en el pasado ha encontrado las herramientas adecuadas para proporcionar estabilidad de precios y estabilidad financiera, porque la una no va sin la otra», ha indicado para después precisar que, por el momento, «los mercados funcionan de forma ordenada».
El Consejo de Gobierno del BCE se reúne el próximo jueves en Fráncfort en una nueva cumbre de política monetaria en la que, salvo sorpresa, volverá a bajar los tipos de interés en 25 puntos básicos, hasta llevarlos al 2,25%.