«Unos pocos miembros se sintieron lo suficientemente confiados [para bajar las tasas de interés], sobre la base de los datos limitados que recibimos en abril. Tendremos muchos más datos en junio. Sólo unos pocos miembros. Y acordaron unirse al consenso de una mayoría muy amplia de los gobernadores», indicó. El BCE votó hoy por mantener los tipos de interés en el 4,5% por quinta reunión seguida. En general , Lagarde resumió la posición del consejo del BCE en una situación de compás de espera hasta que publiquen las nuevas proyecciones macroeconómicas de la institución el jueves 6 de junio y cómo evoluciona la inflación de abril y mayo hasta entonces. «Determinaremos en junio si se cumple nuestra esperanza», auguró en una frase que sitúa la toma de la decisión para entonces y no da señal inequívoca sobre un movimiento de tipos como cabría esperar.
La banquera francesa recalcó los riesgos a la baja sobre el crecimiento y una desinflación que sigue su lento y gradual aterrizaje hacia el objetivo del 2% a medio plazo que le está llevando a mover los hilos de su política monetaria. «Los riesgos para el crecimiento económico siguen sesgados a la baja. El crecimiento podría ser menor si los efectos de la política monetaria resultan ser más fuertes de lo esperado. La economía permaneció débil en el primer trimestre. Mientras que el gasto en servicios es resistente, las manufacturas encaran una débil demanda», dijo.
El BCE contará con dos datos de inflación adicionales de aquí al 6 de junio. «Se espera que la inflación fluctúe alrededor de los niveles actuales en los próximos meses y luego disminuya a nuestro nivel objetivo el próximo año», apuntó. Si se produce un repunte o desvío respecto a las previsiones, el banco central podría volver a mantener las tasas en el 4,5% y programar, esta vez de manera clara, una rebaja de tipos para el 18 de julio, cuando se cumplirán casi dos años desde que empezó a subir tipos desde el nivel del 0% y nueve meses desde que dejó de subirlos.