En su opinión, la información más reciente respalda, en líneas generales, nuestra anterior valoración sobre las perspectivas de inflación a medio plazo. Si bien algunos indicadores de la inflación subyacente aumentaron en mayo debido a factores transitorios, la mayor parte se han mantenido estables o han descendido en junio. En línea con lo esperado, el impacto inflacionista del elevado crecimiento de los salarios se ha visto absorbido por los beneficios. La política monetaria mantiene unas condiciones de financiación restrictivas. Al mismo tiempo, las presiones inflacionistas internas siguen siendo intensas, la inflación de los servicios es elevada y es probable que la inflación general continúe por encima de nuestro objetivo hasta bien avanzado el próximo año.
Tenemos la determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en nuestro objetivo del 2 % a medio plazo. Mantendremos los tipos de interés oficiales en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr este objetivo. Continuaremos aplicando un enfoque dependiente de los datos, en el que las decisiones se adoptan en cada reunión, para determinar el nivel de restricción y su duración apropiados. En particular, nuestras decisiones sobre los tipos de interés se basarán en nuestra valoración de las perspectivas de inflación teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, sin comprometernos de antemano con ninguna senda concreta de tipos.
La última información disponible indica que la economía de la zona del euro creció en el segundo trimestre, aunque probablemente a menor ritmo que en el primero. Los servicios siguen siendo el principal motor de la recuperación, si bien la producción industrial y las exportaciones de bienes han sido débiles. Los indicadores de inversión apuntan a un crecimiento contenido en 2024, en un entorno de elevada incertidumbre. A más largo plazo, esperamos que la recuperación se vea respaldada por el consumo, impulsado por el fortalecimiento de las rentas reales como resultado del descenso de la inflación y de la subida de los salarios nominales. Por otra parte, las exportaciones deberían experimentar un repunte de la mano de un aumento de la demanda mundial. Por último, la política monetaria debería lastrar la demanda en menor medida con el paso del tiempo.
El mercado de trabajo mantiene su vigor. La tasa de desempleo se mantuvo sin variación en el 6,4 % en mayo, su nivel más bajo desde que existe el euro. El empleo, que aumentó un 0,3 % en el primer trimestre, estuvo respaldado por un nuevo incremento de la población activa, que avanzó al mismo ritmo. Es probable que en el segundo trimestre se hayan creado más puestos de trabajo, principalmente en los servicios. Las empresas están reduciendo gradualmente las ofertas de empleo, si bien a partir de niveles elevados.
Las políticas fiscales y estructurales nacionales deberían orientarse a mejorar la productividad y la competitividad de la economía, lo que contribuiría a aumentar el crecimiento potencial y a reducir las presiones inflacionistas a medio plazo. Una aplicación efectiva, rápida y plena del programa Next Generation EU, los progresos hacia una unión de los mercados de capitales y la finalización de la unión bancaria, así como el reforzamiento del mercado único, son factores clave que contribuirían a promover la innovación y a aumentar la inversión en las transiciones verde y digital. Acogemos con satisfacción las recientes orientaciones de la Comisión Europea en las que se invita a los Estados miembros de la UE a reforzar la sostenibilidad fiscal y la declaración del Eurogrupo sobre la orientación fiscal de la zona del euro en 2025. Aplicar plenamente y sin demora el marco de gobernanza económica revisado de la UE debería ayudar a los Gobiernos a reducir los déficits presupuestarios y las ratios de deuda de forma sostenida.
La inflación interanual descendió hasta el 2,5 % en junio, desde el 2,6 % observado en mayo. Los precios de los alimentos subieron un 2,4 % en junio —0,2 puntos porcentuales menos que en mayo—, mientras que los precios energéticos se mantuvieron prácticamente sin variación. Tanto la inflación de los precios de los bienes como la de los servicios se mantuvieron sin cambios en junio, en el 0,7 % y el 4,1 %, respectivamente. Si bien algunos indicadores de la inflación subyacente aumentaron en mayo debido a factores transitorios, la mayor parte se han mantenido estables o han descendido en junio.
La inflación interna sigue siendo elevada. Los salarios continúan creciendo a un ritmo elevado, compensando el anterior período de inflación alta. Las subidas de los salarios nominales, junto con la baja productividad, han contribuido al crecimiento de los costes laborales unitarios, pese a la ligera desaceleración registrada en el primer trimestre de este año. Debido a la naturaleza escalonada de los ajustes salariales y a la importante contribución de los pagos extraordinarios, es probable que el crecimiento de los costes laborales se mantenga elevado a corto plazo. Al mismo tiempo, los datos más recientes sobre la remuneración por asalariado han sido acordes a lo esperado, y los últimos indicadores de las encuestas indican que el crecimiento de los salarios se moderará durante el próximo año. Además, los beneficios se contrajeron en el primer trimestre, lo que ayudó a compensar los efectos inflacionistas de la subida de los costes laborales unitarios, y los datos procedentes de las encuestas sugieren que los beneficios deberían seguir viéndose frenados a corto plazo.
Se espera que la inflación fluctúe en torno a los niveles actuales durante el resto del año, debido en parte a efectos de base relacionados con la energía, y que después descienda hacia nuestro objetivo en el segundo semestre del próximo año, debido a un menor crecimiento de los costes laborales, a los efectos de nuestra política monetaria restrictiva, y a la desaparición gradual del impacto de la fuerte subida anterior de la inflación. Los indicadores de las expectativas de inflación a largo plazo se han mantenido en general estables y se sitúan en su mayoría en torno al 2 %.
Los riesgos para el crecimiento económico apuntan a la baja. Un debilitamiento de la economía mundial o una escalada de las tensiones comerciales entre las principales economías lastrarían el crecimiento de la zona del euro. La guerra injustificada de Rusia contra Ucrania y el trágico conflicto en Oriente Próximo son fuentes importantes de riesgos geopolíticos, lo que podría afectar a la confianza de las empresas y de los hogares sobre el futuro y generar disrupciones en el comercio mundial. El crecimiento también podría ser menor si los efectos de la política monetaria son más intensos de lo esperado. El crecimiento podría ser mayor si la inflación se reduce más rápidamente de lo previsto y la mejora de la confianza y de las rentas reales hace que los niveles de gasto aumenten más de lo esperado, o si la economía mundial crece más vigorosamente de lo anticipado.
La inflación podría ser más elevada de lo previsto si los salarios o los beneficios aumentan más de lo esperado. Los riesgos al alza para la inflación también proceden de la escalada de las tensiones geopolíticas, que podrían impulsar una subida de los precios de la energía y de los costes de los fletes a corto plazo y causar disrupciones en el comercio mundial. Asimismo, fenómenos meteorológicos extremos y una mayor propagación de la crisis climática podrían hacer aumentar los precios de los alimentos. En cambio, la inflación podría sorprender a la baja si la política monetaria frena la demanda más de lo esperado, o si el entorno económico en el resto del mundo empeora de forma imprevista.
La bajada de los tipos de interés oficiales en junio se ha transmitido de manera fluida a los tipos de interés del mercado monetario, pese a que las condiciones financieras generales han sido algo volátiles. Los costes de financiación siguen siendo restrictivos dado que nuestras anteriores subidas de los tipos de interés oficiales continúan avanzando a lo largo de la cadena de transmisión. El tipo de interés medio de los nuevos préstamos a empresas descendió hasta el 5,1 % en mayo, mientras que los tipos de las hipotecas se mantuvieron sin cambios en el 3,8 %.
Los criterios de aprobación se mantuvieron en niveles restrictivos. Según nuestra última encuesta sobre préstamos bancarios, los criterios aplicados a los préstamos a empresas mostraron un ligero endurecimiento en el segundo trimestre, mientras que los aplicados a las hipotecas se relajaron moderadamente. La demanda de préstamos de las empresas disminuyó ligeramente, mientras que la demanda de hipotecas de los hogares aumentó por primera vez desde principios de 2022.
En conjunto, la dinámica del crédito continúa siendo débil. El crédito bancario a las empresas y a los hogares creció a una tasa interanual del 0,3 % en mayo, lo que representa un incremento marginal respecto al mes anterior. La tasa de crecimiento interanual del agregado monetario amplio, medido por M3, aumentó hasta el 1,6 % en mayo, desde el 1,3 % registrado en abril.
En este contexto,el Consejo de Gobierno ha decidido hoy mantener sin variación los tres tipos de interés oficiales del BCE. Tenemos la determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en nuestro objetivo del 2 % a medio plazo. Mantendremos los tipos de interés oficiales en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr ese objetivo. Continuaremos aplicando un enfoque dependiente de los datos, en el que las decisiones se adoptan en cada reunión, para determinar el nivel de restricción y su duración apropiados. En particular, nuestras decisiones sobre los tipos de interés se basarán en nuestra valoración de las perspectivas de inflación teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, sin comprometernos de antemano con ninguna senda concreta de tipos.
En todo caso, estamos preparados para ajustar todos nuestros instrumentos en el marco de nuestro mandato para asegurar que la inflación vuelva a situarse en nuestro objetivo a medio plazo y preservar el buen funcionamiento de la transmisión de la política monetaria.