La economista también ha señalado que la estabilidad de los precios a nivel comunitario es «clave» para el futuro de la región, y que una vez la inflación esté controlada se podrá «actuar para proteger nuestro balance del riesgo climático» y «apoyar la transición verde».Subrayó, además, que este tipo de instrumentos de crédito disponen de un punto de retorno lejano, y que por lo tanto a los países miembros les interesa recuperar la estabilidad financiera en el entorno para lograr elevar las rentabilidades de los mismos.
Lagarde, que no hizo referencia a la política del BCE sobre los tipos de interés, recordó el mandato de la institución que preside para limitar la inflación y aseguró que «la estabilidad de los precios es clave» para «dar visibilidad a los inversores».
Durante el foro, tanto Lagarde como otros intervinientes coincidieron en señalar que Europa se está quedando atrás en las inversiones climáticas con respecto a Estados Unidos o China.
La presidenta del BCE, el de la AIE, y el del Banco Europeo de Inversiones, señalaron que una inversión masiva y rápida en transición energética es necesaria para que Europa pueda seguir siendo «una potencia industrial mundial». Mientras que Estados Unidos, China u otros países, como India, Japón o Corea del Sur están desplegando bastos programas para reforzar sus capacidades industriales, Europa ve ese esfuerzo frenado por las incertidumbres políticas y la lentitud de los procedimientos, indicaron las tres instituciones.
Birol indicó que Europa fue capaz de frenar el desafío energético al que le sometió Rusia tras la invasión de Ucrania, pero recordó que el precio del gas crece cinco veces más rápido que en Estados Unidos y que la electricidad se encarece tres veces más que en China. Europa «debe aprender a desarrollarse en esta nueva realidad», indicó el dirigente de la AIE y para ello es preciso «un plan director industrial que permita mantener el ritmo frente a otras economías».
Lagarde insistió, por su parte, en la necesidad de desarrollar los fondos verdes y negó que retrasar los objetivos de reducción de emisiones contaminantes, una «tentación fácil para los gobiernos», sea una respuesta adecuada porque, dijo, «incrementarán la factura en el futuro». Impulsar a los inversores a las finanzas verdes «reducirá las primas de riesgo y contribuirá a bajar los costes de financiación», afirmó la presidenta del BCE.
Lagarde también insistió en que la transición energética debe ser «justa», puesto que al acaparar inversiones puede provocar pérdida de bienestar en las clases más vulnerables, por lo que pidió «extraer las conclusiones de las acciones tomadas durante la pandemia y durante la crisis energética», con medidas fiscales para contener los precios.
Afirmó que esas acciones limitaron en un tercio la pérdida de bienestar de los hogares durante esas crisis. Esa experiencia, indicó, debe conducir a adoptar «medidas temporales, bien orientadas» para que los más vulnerables no sufran más las consecuencias de esa transición. Lagarde señaló que «la transición verde plantea un desafío político excepcionalmente difícil porque los riesgos de fracaso son muy altos y el camino al éxito es complejo».
«Pero la respuesta no debe ser diluir la ambición. No se trata de retrasar el momento de actual, hay que continuar afrontando el desafío y garantizando que los costos se compartan de manera justa».