Así, y ante ese temor la revisión anual de los riesgos a los que se enfrentan los bancos por parte del BCE prestará mucha más atención a la gestión de los fondos líquidos, incluida la posibilidad de imponer un listón más alto a parámetros clave como el coeficiente de cobertura de liquidez. En este contexto, el BCE tiene previsto dividir a los bancos en diferentes grupos, en función de la vulnerabilidad de sus modelos comerciales a las salidas de fondos. Por ejemplo, el supervisor centrará el foco en los depósitos de clientes con altos patrimonios, ya que un elemento en la caída de Credit Suisse fue la rápida salida de depósitos registrada por el banco suizo. En cualquier caso, el BCE considera que el sector bancario europeo es más resistente que el suizo o el americano, ya que las exigencias de capital sobre activos líquidos son más elevadas. No obstante, el regulador quiere asegurarse de que todas las entidades son solventes y puede indicar a algunos bancos que deben aumentar la calidad de sus reservas de capital o sus ratios de liquidez.
«Todavía tenemos que tener tipos de interés sostenidamente altos»
«Todavía tenemos que tener tipos de interés altos, sostenidamente altos. Es el momento de apretarnos el cinturón». Así de rotunda se ha mostrado Lagarde, en una entrevista concedida este viernes a la corresponsal de TVE en Berlín, Raquel González, en el marco de los 25 años del organismo monetario. En su objetivo por restaurar la estabilidad de precios, Lagarde ha insistido en que se tomarán todas las medidas que sean necesarias para que la inflación vuelva al 2% y que, a pesar de que vivimos en un periodo de enorme incertidumbre, «lo conseguiremos, sin ninguna duda».
«El 2% no es negociable. Es nuestro objetivo a medio plazo, cuando lo hayamos alcanzado y sea sólido y sostenible, habremos cumplido nuestro mandato», ha afirmado la banquera central. En este sentido, Lagarde ha destacado que las decisiones de política monetaria son cada vez más difíciles, especialmente cuando te acercas al final del viaje, «y no estamos ahí todavía», ha matizado, por lo que «nos dirigimos hacia decisiones más delicadas en el futuro, pero seremos valientes y tomaremos las decisiones necesarias para que la inflación vuelva al 2%».
Consciente de que el endurecimiento monetario llevado a cabo por el BCE está pasando factura a los ciudadanos europeos, la mandataria francesa ha señalado que todavía sería «aún peor que la inflación continúe, se acelere y que los precios sigan subiendo».
A este respecto, cabe recordar que, según los datos de Eurostat, la oficina de estadística comunitaria, la inflación de la eurozona repuntó en abril hasta el 7%, lo que supone una décima por encima de la tasa registrada el mes anterior, mientras que la subyacente logró moderarse por primera vez desde junio de 2022, hasta situarse en el 5,6% desde el 5,7% del mes anterior, tras encadenar nueve meses consecutivos de subidas.
En relación a los próximos movimientos de la institución, Lagarde no ha querido adelantar si acometerán un nuevo alza de 25 puntos básicos en la reunión de junio y ha reiterado que todo dependerá de los datos. «Decidiremos en función de los números y de los tres criterios que nos hemos marcado», ha dicho.
Preguntada sobre si están satisfechos con los resultados logrados hasta el momento, la presidenta del BCE ha resaltado que lo estará «cuando hayamos alcanzado el 2% de inflación a medio plazo, entonces sí diré «misión cumplida»».