El resultado puede tener miles de interpretaciones, pero la realidad se abre paso poco a poco y las alianzas de unos con otros terminarán por anular programas y compromisos en beneficio de las decisiones de la mayoría , si es que tienen programas o sugerencias con las que hacerse oír y o notar en un macro parlamento que engulle parlamentarios de todos tipo y condición durante unos años y luego los escupe y envía al partido donde militaban y del que nunca debieron salir, si es que ha subsistido al envite. Los casos y ejemplos son conocidos y están en la mente de todos.
Pero en esta ocasión, además, en este día de después, se repite la mas que desgraciada interpretación de los partidos según la cual todos han ganado y ninguno ha perdido. Ver las caras y los aplausos de los afiliados durante los mítines explicativos de lo que ha pasado no dejan espacio a la sorpresa, y es que estamos ante el culmen de la manipulación de los hechos, cuando estos, curiosamente, están tan frescos y tan próximos que es imposible cambiarlos o negarlos.
Pero, por ejemplo, después de un batacazo tan sonoro como el del Sanchísmo resulta que los chicos de don Pedro son los triunfadores de la noche y su candidata presume de resultados y de ser el freno de la oleada ultraderechista de Europa. No digamos los comportamientos chulescos de su portavoz cuando ordena a todos los españoles lo que hay que penar y opinar al respecto.
En el otro lado, y aunque ha aumentado el número de diputados, los de Vox han perdido miles de votantes en comparación con los resultados de las últimas generales de junio, pero eso no es destacable. Para ellos lo vital es que la ultraderecha avanza y nadie la podrá frenar.
De los independentistas catalanes mejor no hablar y del PNV que decir. Deberían examinar el resultado de EH Bildu y hacer un examen de conciencia de marcado carácter jesuítico para explicar cómo no paran de menguar y de perder cuotas de poder en su propio territorio.
Por último, y aunque hayan ganado, los populares deben mejorar notablemente su imagen y su programa si es que quieren llegar a gobernar en la próxima confrontación. Ganando en Madrid y Andalucía no se llega a la Moncloa; se necesitan muchas mas cosas para triunfar y lo saben, pero parecen ser incapaces de lograrlo. Al menos eso apuntan los datos, puestos que, aunque crecen en votantes, este fenómeno es insuficiente de todas luces para que Núñez Feijoo eche a Sánchez de La Moncloa y gobierne.
De momento el ensayo les ha salido ganador, pero a varios pasos de distancia de un triunfo claro y rotundo que hubiese hecho temblar los fundamentos Sanchístas en los que se apoya el gobierno de coalición que dirige España