El análisis de las cuentas agregadas del sector muestra márgenes muy ajustados, en el entorno del 3%, lo que incrementa el impacto de las crecientes tensiones sufridas por este eslabón clave de la cadena logística.
Aunque se trata de un sector esencial que pudo seguir operando durante los confinamientos forzosos de 2020, sus márgenes y niveles de actividad se han visto golpeados desde 2021 por el efecto látigo en los canales de distribución, los shock de suministro, los vaivenes de precios de los carburantes y la dificultad para trasladar a sus precios finales las variaciones que sufren sus costes directos.
De acuerdo con los datos que ofrece Insight View, las empresas de transporte de mercancías por carretera se concentran en Madrid (15%) y Barcelona (13%). Todas las provincias con un peso superior al 3% del sector presentan un deterioro del riesgo de crédito por encima de la media, un indicador de la alta competencia en las zonas de mayor madurez logística. En Málaga, el 61% de sus empresas se encuentra en un nivel máximo o elevado de impago, seguida de Almería (53%), Madrid (46%), Barcelona (43%), Murcia (41%), Sevilla (41%), Valencia (40%) y Alicante (35%).
Apenas un 5% del sector está compuesto por grandes y medianas empresas. El 28% está formado por pequeñas empresas y la dimensión del 67% es de microempresa. El análisis de la antigüedad empresarial habla de la alta rotación: el 52% de las compañías de transporte de mercancías por carretera ha sido fundada en la última década, lo que supone un porcentaje muy elevado en comparación con otras actividades productivas. La antigüedad es un factor relevante para el riesgo de crédito: entre las empresas que se encuentran en su primera década, el 44% presenta un nivel máximo o elevado de impago. Este porcentaje cae sensiblemente, hasta el 26%, entre las empresas entre los 11 y los 25 años y hasta el 21% entre las de más de 25.