Esta es una de las conclusiones de un informe sobre brecha salarial elaborado por CCOO con motivo de la celebración el 22 de febrero del Día Europeo de la Igualdad Salarial. En España el salario medio anual del empleo principal se situó en 27.642 euros entre los hombres y en 23.301 euros entre las mujeres en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), por lo que la retribución de las mujeres tendría que aumentar un 18,6% para igualar el salario medio anual de los hombres.
El informe recuerda que la brecha salarial creció en los años de la burbuja inmobiliaria y durante la crisis económica posterior, para empezar a reducirse en 2014. Una tendencia positiva que se agudizó desde 2018, lo que el sindicato atribuye en su informe a factores como las fuertes subidas del SMI que, desde ese año, creció más del 50%. De hecho, la brecha de 2022 es la más baja de los últimos 15 años.
“La parte principal de la desigualdad salarial entre mujeres y hombres se explica por la diferente distribución laboral y composición del empleo: las mujeres soportan una inserción laboral en peores condiciones, lo que se traduce en un salario medio menor”, explica el estudio, que pone como ejemplo que son ellas las que más se encargan de los cuidados tanto formales como informales.
Asimismo, las mujeres suponen el 75% de la población asalariada a jornada parcial (donde predomina la involuntariedad) y solo el 44% de la población asalariada a jornada completa. La mitad de las mujeres que trabajan a jornada parcial lo hacen ante la imposibilidad de encontrar trabajo a jornada completa, y entre el resto de los motivos aducidos para trabajar a jornada parcial predomina el cuidado de personas. Únicamente el 10% de la parcialidad en el empleo femenino se debe a no querer un puesto a tiempo completo.
En esta línea, y según estima CCOO, si las mujeres asalariadas trabajaran a jornada completa con la misma intensidad que los hombres (93,6%), se eliminaría el setenta por ciento de la brecha salarial de género en España. El sindicato, también alerta de la mayor tasa de temporalidad entre las trabajadoras (19,6%) que los hombres (15,1%) y que acumulan menos antigüedad en las empresas por interrumpir más sus carreras profesionales para encargarse de los cuidados. Al mismo tiempo, las empleadas tienen más dificultades para acceder a puestos de dirección y se encuentran por debajo del 35.
Por otra parte, el informe apunta como principal componente de la nómina el salario base como culpable de la brecha salarial, pero apostilla que el 40% de esta discriminación se debe a los complementos agregados.
CUIDADOS
Son las mujeres las que concentran los porcentajes más elevados entre las personas que se declaran inactivas porque no hay o no se pueden costear servicios de cuidados, así como entre quienes declaran no haber podido o no poder costear los servicios de cuidados de personas adultas enfermas, personas con discapacidad o personas mayores. En concreto, en 2022, 1.895.600 mujeres no buscaban empleo porque están cuidando de menores o de personas adultas incapacitadas o mayores y de otras obligaciones familiares o personales.
En suma, el 20,1% de las mujeres inactivas no buscan empleo por estas razones, mientras que solo el 4,9% de los hombres inactivos aduce esta causa.
Por edad, la brecha en la tasa de empleo en edades comprendidas entre 20 y 29 años es de 6 puntos porcentuales. A partir de los 30 años, cuando las trayectorias formativas han finalizado (en promedio) y las personas se incorporan (o están en disposición de incorporarse) plenamente al mercado laboral, la brecha se ensancha progresivamente. También, las diferentes trayectorias están relacionadas con el desigual reparto de las tareas de cuidados: la brecha empieza a ensancharse en edades donde tienen lugar las maternidades (la edad media de maternidad en 2022 fue de 32,6 años) y se acentúa aún más en edades de 55 años en adelante.
Al respecto, CCOO recuerda que un estudio realizado por el Banco de España apunta que tras el primer año de maternidad el salario femenino se recorta un 11%, mientras que el de los hombres no sufre cambios y a largo plazo la brecha se agranda hasta el 28% tras el nacimiento del primer hijo e hija.
Asimismo, la brecha de cuidados se ensancha tras el periodo de las 16 semanas de permisos. Tras la plena reincorporación al trabajo, un 36% de las mujeres afirma que ha solicitado o va a solicitar una reducción de jornada, frente al 12% de los hombres. Igualmente, las mujeres consideran en mucha mayor medida que los hombres que la maternidad supone un freno a su desarrollo profesional. De la misma forma, la excedencias por cuidados están muy feminizadas. En 2022 el 88% de las excedencias por cuidado de hijos corresponden a madres.
La desigual inserción en el mercado laboral tiene también un impacto en el salario diferido y salario indirecto de las mujeres, tanto en las prestaciones por desempleo como en la jubilación. En concreto, la prestación con desempleo incluye una brecha del 16% mientras que la diferencia en pensiones oscila entre el 46% y el 48%. Para revertir esta situación, CCOO reclama más políticas públicas del sistema de cuidados y reconocer, reducir el trabajo de cuidados no remunerado (dignificando y profesionalizando los trabajos de cuidados), redistribuir las cargas globales de trabajo -asalariado y no asalariado- y retribuir adecuadamente los cuidados y garantizar la representación y la negociación colectiva.
Finalmente, defiende que “redistribuir recursos salariales y de tiempo entre mujeres y hombres es una labor necesaria” para conseguir la igualdad. “La asunción de los cuidados por parte de los hombres puede ayudar a mejorar muchas de las situaciones de discriminación que se producen en el ámbito laboral”, asevera.