Ambos porcentajes coinciden con los registros europeos medios, como señala la nota publicada por Funcas con motivo del Día de las Microempresas y de las Pequeñas y Medianas Empresas, que se celebra cada 27 de junio desde 2017. Según el último informe anual sobre las pymes europeas publicado por la Comisión Europea, los 24,3 millones de pymes (no financieras) activas en la UE-27 representan el 99,8% de las empresas y emplean al 64,4% de los trabajadores del sector empresarial. Las diferencias entre España y otros países europeos se hacen, sin embargo, más ostensibles cuando se compara la aportación de las distintas clases de pymes al empleo y al valor añadido.
Un caso significativo es el de los Países Bajos, la tercera economía de la UE-27 con mayor renta per cápita. Aunque este país centroeuropeo presenta un porcentaje de pymes sobre el total de empresas igual que el español y una proporción de empresas sin asalariados mucho más elevada, destaca por la aportación de sus empresas medianas (50-249 empleados) al empleo y al valor añadido del conjunto de las pymes.
En efecto, la contribución de las empresas medianas neerlandesas al empleo de las pymes (27,9%) y a su valor añadido (38,2%) supera significativamente a la de las empresas medianas españolas (19,3% y 28,2%, respectivamente). Además, mientras en los Países Bajos más de la mitad de las pymes (52,7%) pertenecen a sectores intensivos en conocimiento o de alta o media tecnología, la proporción correspondiente a España apenas supera un cuarto (25,8%). De hecho, España es, junto con Portugal y Bulgaria, uno de los países europeos con porcentajes más altos de pymes en sectores poco intensivos en conocimiento o de baja tecnología. En concreto, el peso de las pymes que operan en estos sectores (74,2%) casi triplica al de las que ofrecen productos y servicios en sectores intensivos en conocimiento o de alta o media tecnología. La especialización sectorial de las pymes es clave, toda vez que las empresas en sectores menos intensivos en conocimiento o menos innovadores, en fases alcistas del ciclo económico como la que atravesamos, tienden a generar más empleo que valor añadido, en detrimento de la productividad.
Esta es precisamente una cuestión que preocupa especialmente a las pymes españolas. A este respecto cabe recordar que, según el último informe de coyuntura publicado por CEPYME, en el último trimestre de 2023 la productividad media de las pymes cayó un 0,7% en términos interanuales, situándose un punto por debajo del nivel prepandémico (cuarto trimestre de 2019). Por tanto, el crecimiento de la producción y las ventas observado en los últimos trimestres no se ha traducido en ganancias de productividad, que deberían constituir el motor principal del aumento del tamaño de las propias empresas, del crecimiento de los salarios y, en general, de la economía. Por su alcance y extensión, las pymes producen buena parte de los bienes y servicios que consume la población y generan la mayoría de los empleos, contribuyendo así no solo a la economía del país y la prosperidad de su gente, sino también a la generación de recursos para financiar los servicios públicos y al bienestar social.
Por estas razones sería deseable que la sociedad las tuviera más en su imaginario cuando piensa en los “ empresarios”, en lugar de evocar con más frecuencia a los “grandes empresarios” , como indican los resultados de una encuesta reciente de Funcas. Coincidiendo con la celebración de determinados Días Internacionales o Mundiales, Funcas ofrece cada mes de 2024 un breve análisis sobre cuestiones que, por su importancia universal, marcan el calendario. El objetivo de estos análisis consiste en llamar la atención sobre datos que indican problemas o dificultades en la sociedad española, aportando información para una discusión pública fundada en evidencias