La variedad helvética fue seleccionada por un jurado internacional que valoró el equilibrio de sabores y texturas de este queso suizo, elaborado con leche cruda de vaca y con una maduración superior a los 10 meses. El resultado fue una clara victoria frente a centenares de especialidades de todo el mundo. Este premio convierte a Le Gruyère AOP de Neuchâtel en icono de la maestría artesanal suiza.
Este reconocimiento reafirma el posicionamiento de Suiza como referente en la elaboración de quesos de calidad, producidos con pasión, tradición y un firme compromiso con el entorno natural. El galardón llega en un momento de crecimiento del mercado gourmet en España, donde los consumidores buscan cada vez más productos auténticos, de origen garantizado y con procesos de elaboración naturales, tanto para consumo doméstico como en restaurantes, tiendas especializadas y cadenas de alimentación premium.
Suiza cuenta con más de 700 años de tradición quesera, transmitida de generación en generación y basada en la elaboración de quesos sin aditivos ni conservantes, siguiendo estrictos códigos de calidad. Además, las variedades suizas son naturales, sin gluten y sin lactosa.
Además, este año, y por primera vez, la ciudad suiza de Berna se convierte en ‘Capital of Cheese 2025’, consolidando su reputación como tierra del queso gracias a su legado, su saber hacer en la producción artesanal y el cuidado del pasto. En el mes de noviembre, la capital suiza será la anfitriona de los World Cheese Awards 2025, el certamen internacional con mayor reconocimiento de todo el continente que premia a los mejores quesos del mundo y que en esta edición, sumergirá a los visitantes en el fascinante mundo del queso suizo gracias al Swiss Fine Food Market y un variado programa de eventos.
Los Quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en Suiza, país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede producirse con aditivos químicos.
Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y los forrajes.
La rigurosa normativa, sometida a un estricto control por parte de la Oficina Federal de Agricultura de Suiza, garantiza la elaboración tradicional del producto desde el origen de la cadena hasta el final, momento en el que un tasador certifica que el queso tiene la suficiente calidad para llevar el sello de su región quesera. De esta manera, la denominación de origen suiza es garantía de un producto absolutamente natural.