La misma ha contado con 271 votos a favor, cerca de los 289 necesarios para tumbar al Ejecutivo. Posteriormente se ha rechazado también la moción presentada por la oposición de derechas, que ha contado con 144 votos.
El primer ministro ha sobrevivido gracias a la abstención de los socialistas, que han decidido apoyar el Gobierno a cambio de las concesiones que el primer ministro les dio el pasado martes, especialmente la suspensión de la reforma de las pensiones, que era hasta ahora el gran logro político de Emmanuel Macron en sus ocho años de Presidencia. Temeroso de llamar de nuevo a los franceses a las urnas, con unos sondeos que le dan la espalda, el mandatario ha preferido un Gobierno que ha dado la espalda al que era su gran logro.
Sin embargo, no ha sido un voto unánime el de los socialistas. Siete diputados del partido –Christian Baptiste, Béatrice Bellay, Paul Christophle, Peio Dufau, Fatiha Keloua Hachi, Philippe Naillet y Jiovanny William– han votado a favor de la primera moción de censura, oponiéndose a las órdenes del líder, Olivier Faure. También una persona de Los Republicanos ha votado a favor (Alexandra Martin), aunque tres ecologistas y dos votantes de la izquierda se han opuesto. La Francia Insumisa ha comentado que seguirán presentando mociones hasta derrocar al Ejecutivo, por lo que Lecornu tendrá que andar con pies de plomo con un apoyo que ya se ha demostrado inestable. En la segunda moción, impulsada por Reagrupación Nacional, no se ha sumado ningún socialista aunque sí tres diputados de Los Republicanos.
«Ha llegado la hora de la verdad, ¿queremos orden republicano con debates en la Asamblea Nacional o queremos desorden?», ha afirmado Lecornu en el debate parlamentario minutos antes de someterse a la votación de la moción. «La historia juzgará con mucha severidad estas maniobras políticas en las que, en esencia, el podio de la Asamblea Nacional se ha confundido con una plataforma publicitaria», ha enfatizado el primer ministro.
Antes, Le Pen se ha subido al estrado y ha criticado duramente a Lecornu y sus concesiones a los socialistas. «Se están tomando la libertad de cortar una extremidad al abandonar la única reforma real que Emmanuel Macron ha implementado. Una reforma por la que, por cierto, pusieron el país a sangre y fuego antes de renunciar a ella, 18 meses después, por una silla bastante raída», ha comentado la líder de Reagrupación Nacional. Su delfín, Bardella, ha asegurado en X que «todos aquellos que hoy rechazaron la censura serán responsables del sufrimiento del país».
Lecornu, que fue nombrado primer ministro por segunda vez el pasado viernes, después de haber dimitido el lunes anterior, ha sobrevivido a esta primera batalla, pero le queda mucha guerra por delante. Obligado a aprobar los presupuestos antes de que acabe el año, con una deuda billonaria –a lo que se suma los millones que costará suspender la reforma de las pensiones– y una calle en ebullición, sabe que su margen de maniobra es mínimo si no quiere acabar como sus predecesores. En caso de que eso ocurriese, ya ha dejado claro que la única salida de Francia sería la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas.