El ahorro embolsado, el elevado nivel de empleo y el aumento de los salarios han ayudado a los consumidores a mantener el crecimiento frente a la subida de los tipos de interés y la incertidumbre en torno al sector bancario. A partir del segundo semestre se producirá una inevitable ralentización. Crédito y Caución prevé que en el segundo semestre la economía estadounidense afronte una leve recesión técnica, al acumular dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. De cara a 2024, se espera que el crecimiento se sitúe en el 0,4%, lo que supone una revisión a la baja de un punto porcentual.
El aumento de las nóminas y los salarios sigue apoyando el crecimiento de la renta disponible y el exceso de ahorro embolsado sigue respaldando la capacidad de gasto. La creación de empleo sigue superando las expectativas, especialmente en los sectores de construcción, transporte y servicios a las empresas. Sin embargo, la tasa de ahorro ha ido aumentando gradualmente, lo que indica que los consumidores estadounidenses son cada vez más prudentes. En este contexto de pesimismo en cuanto a las expectativas de gasto, la inversión en existencias es cada vez más volátil: las empresas responden a la esperada ralentización de la demanda con una menor acumulación de existencias, especialmente en el comercio mayorista seguido del manufacturero.
El estímulo fiscal durante la pandemia alcanzó el 5,3% del PIB en 2021, una cifra sin precedentes en la historia reciente. Sin embargo, el consumo público será el mayor lastre para el crecimiento económico en el tercer y cuarto trimestre: en 2023 la política fiscal será probablemente contractiva, en el entorno del -0,5% del PIB.
La debilidad de las perspectivas de la demanda para el segundo semestre son un buen augurio para la inflación, que en el primer trimestre duplicó el objetivo de la Reserva Federal. La tendencia a la baja, junto con los primeros indicios de un menor gasto de los consumidores, ha resultado suficiente para permitir a la Reserva Federal una pausa en su ciclo de endurecimiento monetario. Es probable que la inflación general prosiga su descenso en los próximos meses, apoyada por la normalización de las cadenas de suministro y la caída de los precios de las materias primas. La preocupación por la rigidez de la inflación subyacente también está disminuyendo, dada la desaceleración del crecimiento salarial en curso.
Uno de los factores clave de las perspectivas de desinflación y desaceleración en el segundo semestre es el significativo endurecimiento de las condiciones crediticias. Los últimos datos de la Reserva Federal muestran que el acceso al crédito ha disminuido tanto para empresas como para hogares. La proporción neta de bancos que endurecen sus normas de concesión está aumentando bruscamente en 2023. Los bancos argumentan un deterioro previsto de su calidad crediticia ante la recesión económica y el aumento de los costes de financiación bancaria como causas de su menor disposición a conceder préstamos.