“La voluntad de seguir expandiéndonos sigue intacta”, ha dicho el ejecutivo en la presentación de su informe de impacto económico, elaborado junto a PWC. Lidl estimó la apertura de una veintena de tiendas durante su año fiscal 2023-2024, que comenzó en marzo y finalizará en febrero próximo, con una inversión de unos 250 millones, también para su crecimiento logístico, y que le dejará cerca de esas 700 que superará durante el próximo año.
Un ritmo algo inferior al demostrado en años anteriores, cuando la cifra de nuevos supermercados alcanzaban los 40. En septiembre de 2021, la distribuidora alemana lanzó su objetivo de abrir 150 nuevos establecimientos hasta 2024, con una inversión de 1.500 millones, y acercarse así al entorno de los 800 locales el año próximo. Una expectativa que ha rebajó a finales del año pasado.
“La apuesta y el ritmo inversor en 2024 será siimilar al de ahora. La apertura de tiendas la tenemos que acompañar de capacidades logísticas, y ser cautos con las ubicaciones, y es algo que no es tan rápido”, ha explicado Figueras. “Siempre hemos hablado de un potencial en España para estar, sin duda, entre 900 y 1000 tiendas, pero no nos comprometemos a ritmos concretos”.
La situación inflacionaria ha tenido impacto directo en la rentabilidad de la compañía, Figueras ha confirmado que Lidl finalizó el ejercicio 2021-2022 con un beneficio neto de 192 millones, en la línea del año anterior, pese a vender un 18% más. “Eso representa que nuestra rentabilidad ha mermado. No tenemos vergüenza en decirlo. Se nos han estrechado los márgenes al renunciar a parte de esa rentabilidad”, ha explicado. Una renuncia que cifra en un 15%, al pasar de un margen del 3,7% a un 3,1%.