Los encuestados que declaran “no saber lo necesario para tomar las decisiones financieras más adecuadas” coinciden en señalar la complejidad que entrañan las finanzas como principal razón por la que no han adquirido más conocimientos financieros. Casi dos de cada tres afirman que “es un tema muy complicado”, mientras que las menciones a la falta de tiempo o de interés son mucho menos frecuentes. El prejuicio de complejidad se da incluso entre los ciudadanos más formados. El reconocimiento de insuficientes competencias financieras está tan extendido entre quienes han completado estudios universitarios como entre quienes han alcanzado como máximo la educación obligatoria; y los más formados también identifican la complejidad de los temas financieros como la principal causa de su desconocimiento, si bien en menor proporción que los menos formados.
Si el nivel de formación no marca diferencias significativas entre los encuestados, el sexo y la edad, sí. Una de cada dos mujeres menores de 40 años (49%) admite insuficiencia de conocimientos financieros, porcentaje que supera claramente al de los hombres del mismo grupo de edad (36%). Además de reconocer más que ellos la carencia de conocimientos necesarios para adoptar buenas decisiones económicas, las que lo hacen la justifican más frecuentemente por la dificultad de estas cuestiones (71%).
La carencia reconocida de competencias financieras no obedece a la falta de una disposición favorable hacia el aprendizaje ni a la dejadez en temas bancarios. Por una parte, dos tercios de los encuestados suscriben “totalmente” la frase “todos deberíamos aprender a ahorrar desde pequeños”. Sumados a los que se declaran “bastante de acuerdo”, representan a casi el 95% de los encuestados. El dato deja pocas dudas sobre el valor que se concede al ahorro como objetivo financiero, y la importancia que se atribuye a su enseñanza desde la infancia.
Por otra parte, dos tercios (65%) de los encuestados consultan sus cuentas más de una vez por semana (la mitad de ellos, “todos o casi todos los días”), lo que denota un hábito de acceso a servicios bancarios y un interés en el seguimiento de las propias finanzas. Estos datos ofrecen una pista para entender por qué la oferta de educación financiera que se ha desplegado en los últimos años no ha provocado –hasta donde la evidencia disponible permite discernir– una mejora ostensible de la cultura financiera de la sociedad española. La limitada eficacia puede deberse a dos fenómenos: por un lado, la mayoría de la población cree tener suficientes conocimientos para tomar buenas decisiones financieras (así lo declara el 64% de los encuestados); y, por otro, a la minoría significativa que reconoce carecer de tales conocimientos (36%) le desanima la intuida complejidad de la materia. En los dos casos, se estaría renunciando a mejorar la propia cultura financiera mediante la búsqueda de información o la participación en iniciativas de educación financiera.
Otros resultados de la Encuesta Funcas 2023 sobre cultura financiera
• Solo un 6% de los encuestados afirma no controlar sus gastos mensuales; el 64% los controla “de forma aproximada”, y el 30%,“de manera bastante estricta”. A mayor nivel formativo y de ingresos, decrecen los porcentajes de encuestados que controlan de forma estricta sus gastos (38% de los encuestados con ingresos del hogar de hasta 1.800 euros; 29%, con ingresos de entre 1.800 y 3.300 euros; y 20%, con ingresos por encima de 3.300 euros). • Cuatro de cada cinco encuestados (39%) comprueban con “mucha” o “bastante” frecuencia que, al final de mes, han gastado más de lo que disponían (en 2018 esa misma respuesta la daba el 24% de los encuestados). Afirman “no llegar a fin de mes” con más frecuencia las mujeres (41%) que los hombres (36%), y también quienes cuentan entre 35 y 54 años (42%) y presumiblemente soportan más cargas familiares. • Un 56% de los encuestados declara que no suele encontrarse en la situación de terminar el mes habiendo gastado más de lo que tenía disponible (porcentaje que entre los encuestados con ingresos del hogar por debajo de 1.000 euros cae hasta el 29%). Quienes sí se encuentran eventualmente en esa situación, afirman recurrir antes a ahorros propios (59%) que a la tarjeta de crédito (28%) o a la solicitud de préstamos a personas cercanas (13%). • Dos de cada tres encuestados (67%) piensan que “solo se puede ahorrar cuando se dispone de unos ingresos altos”: un 22% suscribe esta opinión “totalmente» y un 45% dice estar «bastante de acuerdo»