La firma, que es propietaria del 7,49% de la farmacéutica Grifols, de varias sociedades inmobiliarias, de un 86% de la papelera Iberboard, del club de baloncesto Joventut de Badalona y del 76% de las bodegas de cava Juve & Camps, ha registrado este resultado negativo a pesar de que sus ingresos durante ese ejercicio se incrementaron un 5,1%, hasta 658,5 millones de euros.
La razón principal de los números rojos está en los costes de la deuda, especialmente después de que el gasto por los intereses de la misma se haya duplicado prácticamente, pasando de 34,3 millones de euros en 2022 a 65,4 millones de euros en 2023.
Para evitar la asfixia de la deuda, el holding explica en sus cuentas, no obstante, que ha llevado a cabo distintas operaciones de refinanciaciones por un importe de más de 750 millones de euros, extendiendo los vencimientos y reduciendo los intereses pero viéndose obligada a aportar garantías adicionales y pignorar algunas de sus participaciones, incluidas las acciones de Grifols. De este modo, Scranton logró un acuerdo en septiembre de 2024 para ampliar y renovar un préstamo de 250 millones de euros de Santander, concedido a la filial inmobiliaria Quadriga Real Estate, que se amplía ahora a 272 millones con vencimiento en 2027.
Asimismo, se ha firmado un crédito de 391,6 millones con Oaktree con un vencimiento a tres años, que ha sustituido a otro anterior con Bank of America que vencía en julio del año pasado y, del mismo modo también, se ha acorado con BBVA ampliar de 75 a 90 millones de euros préstamos inmobiliarios a varias filiales, con una extensión de su vencimiento hasta diciembre de 2028.
Al margen de Scranton Enterprises, la propia Grifols se ha visto obligada también a acometer su propia refinanciación. Y el problema es que, aunque ha dilatado pagos, la operación tensionará aún más su caja al aumentar los tipos de interés del 3,2% y del 1,6% por porcentajes del 7,5% y 7,1%, respectivamente, con un coste de más de 1.000 millones de euros hasta 2030. La compañía de hemoderivados comenzó el pasado ejercicio con un horizonte negro al tener que enfrentarse este mismo año el vencimiento de unos 2.800 millones de deuda, por lo que se vio obligada a acudir hasta en tres ocasiones al mercado para refinanciar los bonos y aplazar los pagos ahora hasta finales de la década.