Si se confirma en los términos sobre los que se especula, en principio va a resultar atractiva y la lógica del más vale pájaro en mano que cientos volando caerá por su propio peso. Si la opa ronda los 26 euros supondrá una prima casi del 13% sobre el precio de mercado y del 7% respecto a lo que creen los analistas que vale Naturgy (24,06 euros). Pero es que es aquí donde radica la clave de todo lo que está ocurriendo. Tanto en el holding de inversión como en el equipo gestor de la gasista existe el convencimiento de que los analistas tienen una visión equivocada sobre la compañía. Naturgy es la peor recomendación del Ibex para las firmas de inversión, según el consenso de analistas que recogen Bloomberg y Factset. Y uno de los argumentos para Criteria y Naturgy es que no está tan claro que el beneficio después de haber alcanzado máximos históricos sea decreciente como creen los equivocados analistas.
La recuperación de un valor de mercado correcto y la ordenación de una estructura de capital correcta es lo que ha llevado a Criteria a buscar en la emiratí Taqa el socio tecnológico perfecto para que Naturgy continúe creciendo -y además no le entre nadie por la puerta atrás como en Telefónica-. Con su entrada da una salida correcta, con una ganancia del 30% más los dividendos cobrados a CVC y GIP, mientras se quedaría sólo con el desestabilizador IFM, que ha elevado su posición hasta el 15%. El fondo australiano sería irrelevante en el capital frente al control mayoritario que pueda aglutinar Taqa, más el 26,7% de Criteria y el 4,1% de Sonatrach.
Si la opa se formula definitivamente, Taqa tomará entre el 40,3% y el 54,2% del capital de Naturgy. Y la clave para que supere el control mayoritario de Naturgy pasa por convencer a los 54.000 accionistas que tiene la compañía porque el papel de los fondos de inversión no es relevante de cara a la consecución de superar el porcentaje de control -apenas el 13% las acciones cotizan en mercado-. Según los datos de Morningstar, solo hay siete fondos que concentran una posición superior a los 10 millones y solo suponen el 0,7% del capital de la gasista. El resto son solo participaciones muy minoritarias por lo que es de suponer que venderían sin ninguna capacidad de resiliencia.