Según un estudio de Crédito y Caución, se prevé una ralentización de la producción en todos los subsectores durante los dos próximos años, que crecerá un 2,2% este año, y sólo del 0,7% en 2026.
Canadá será uno de los mercados más perjudicados ya que es el mayor proveedor extranjero de acero al mercado estadounidense. En 2024, envió a Estados Unidos el 87% de sus exportaciones totales de acero.
Las perspectivas tampoco son muy positivas para Europa, donde se prevé que la producción de metales disminuya un 1,5% en 2025. Según la Comisión Europea, los aranceles sobre el aluminio y el acero afectarán a exportaciones por un valor cercano a los 26.000 millones de euros, lo que equivale aproximadamente al 5% de las exportaciones totales de la Unión Europea a Estados Unidos.
Alemania es especialmente vulnerable a esta situación por la importancia de su industria automovilística y sus altos niveles de exportación a Estados Unidos. Asimismo, Italia es el décimo proveedor de acero, aluminio y hierro a Norteamérica. Los nuevos aranceles podrían tener un impacto de hasta 2.000 millones de euros para el país.
En el lado opuesto, las perspectivas más positivas se encuentran en China, que mantendrá los niveles de producción en la próxima década. Su nivel de exportación de acero a Estados Unidos es muy reducido, apenas el 1,8%, pero está expuesto a otros problemas, como la caída en la construcción y el exceso de capacidad de la industria, que provocará un exceso de producción.
Por su parte, las economías de los mercados emergentes serán las que lideren el crecimiento de la oferta. Según el estudio de la aseguradora, la India registrará uno de los mayores crecimientos del mundo en la producción de metales básicos, con un 6,1% en 2025 y un 6,5% en 2026. La demanda está impulsada por el fuerte crecimiento económico y las previsiones de crecimiento demográfico, que dinamizarán la urbanización, sosteniendo la producción de metales y acero a medio y largo plazo.
Junto con los efectos de la guerra arancelaria, otro de los retos para el sector es la transición a una producción más ecológica, que requiere de grandes inversiones que no todas las empresas podrán asumir y no se sabe si podrán contar con suficiente electricidad verde para alimentar las centrales.