Si se toma en cuenta la evolución de los planes de pensiones colectivos (los que se negocian entre una empresa y sus trabajadores), la cifra es aún mayor. En el primer semestre hubo salidas netas de dinero en estos planes de empleo por 220 millones de euros. No hay aún datos de estos vehículos para julio y agosto.
El Gobierno ha impulsado una reforma del ahorro complementario para limitar la utilización de planes individuales e incentivar el uso de colectivos. Desde el Ejecutivo se considera que los primeros tienen comisiones muy altas y son utilizados sobre todo por grandes fortunas que quieren sacar provecho fiscal.
El tope de aportación anual en los individuales está en 1.500 euros (frente a los 10.000 euros de hace unos años), mientras que en los colectivos se mantiene en 8.500 euros.
Para que tengan más peso los planes de empleo se han creado dos figuras que facilitan la utilización de los mismos por parte de autónomos y trabajadores de pequeñas y medianas empresas. Ahora hay acumulados 84.400 millones de euros en planes individuales (a cierre de agosto) y 36.000 millones de euros en planes colectivos. En los últimos años, la variación patrimonial se ha debido exclusivamente a la revalorización de los activos que había en este tipo de vehículos de ahorro-previsión. Este año los planes individuales suman un retorno medio del 3,2%. Pero este avance solo ha permitido recuperar parcialmente lo perdido el año anterior, que superó el 10% de caída.
Cuando se analizan las rentabilidades a largo plazo tampoco salen las cuentas. En los últimos 20 años los planes individuales han rentado menos del 3% anual, un nivel que no ha valido para batir a la inflación. La gran esperanza del Gobierno es el desarrollo de los fondos de pensiones de empleo de promoción pública, que tendrán un nivel de comisiones muy bajo y podrán estar disponibles para todo tipo de compañías que quiera ofrecer este tipo de retribución a sus empleados.